La alternativa pedagógica en la enseñanza y el aprendizaje en el diseño gráfico.

Post date: mayo 29, 2016 | Category: Quinta Edición Junio 2008

 

«La acción educativa puede ser voluntaria o involuntaria, consistente o incosistente, tener finalidades explícitas o no. Sin embargo, cuando se trata de la educación organizada, necesariamente existe la explicitación de propósitos y finalidades. Es en este sentido como entendemos la docencia, como educación organizada, como educación intensional, como educación sistemática» [1].

 

Por más de no desearlo, tarde que temprano, el trabajo docente nos acercará a los métodos, procesos y tecnologías de la instrucción para reemplazar el empirismo en el proceso de enseñanza aprendizaje. Obligados debemos sentirnos aquellos profesores que no fuimos formados con el propósito específico de enseñar, sino que en algún momento nos hallamos impartiendo una clase y queriéndolo o no, nos transformamos en el sujeto clave (el facilitador de la información) que en el mejor de los casos y para lograr una meta u objetivo en el salón de clase, imitamos el o los modelos didácticos de nuestros profesores, y que posteriormente utilizamos para enseñarles a nuestros propios alumnos.

Es usual que un experto en su área de formación profesional tal como un arquitecto, un médico, un ingeniero o un diseñador gráfico que se integra a la labor docente no domine ni conozca sobre técnicas, teorías o estrategias de aprendizaje, e incluso las desdeñe, sin embargo y con el paso del tiempo, ya sea a través del autoestudio o atendiendo a los cursos de actualización y de formación docente que cada universidad ofrece a su personal académico, se llega a descubrir que existen y han existido teóricos que en su momento se hicieron la misma pregunta que nosotros ¿cuál es la mejor manera de hacer llegar la información a los alumnos para que la aprendan y se genere el conocimiento?

Numerosas investigaciones sobre el tema han generado diversas teorías o paradigmas de la educación que tratan de explicar desde ángulos y posturas muy diversas, cómo dicho proceso debe llevarse a cabo. Al involucrarse en el estudio y el conocimiento de dichas teorías, nos será posible como profesores, percatarnos de que varias de las prácticas educativas las utilizamos con regularidad, pero al mismo tiempo nos enteramos de que las empleamos de forma aleatoria e improvisada. Con toda seguridad afirmo que muchos de nosotros especialmente al inicio de nuestra profesión docente, aplicamos lo que funciona y lo que no, no, con total ausencia de un método, otrora sin fundamento teórico, metodológico alguno, lo que provoca muchos tropiezos y errores de diversa magnitud.

Estoy seguro de que como profesores enseñamos por que nos gusta la docencia y lo hacemos con las mejores intensiones, al menos así lo hemos comentado entre colegas y compañeros docentes de la Escuela de Diseño de la Universidad de Guanajuato, pero los buenos propósitos y las buenas intensiones siempre serán insuficientes para que ellos, los alumnos, aprendan; por lo tanto la inclusión de métodos y teorías de la instrucción a nuestra labor educativa nos permitirá «enseñar con intención y con estructura»; con ello me estoy refiriendo particularmente a procesos, métodos, y tecnologías de la educación, fundamentadas en investigaciones previas, que permitirán el reemplazo de nuestro empirismo por propuestas y modos de aproximación que podamos utilizar en la propia práctica educativa para su mejora.

A través de la autoreflexión sobre mi interés propio en el quehacer y desempeño docente que hasta el día de hoy suman casi 15 años en algunas universidades del país, puedo decir que el tiempo me ha otorgado la oportunidad de meditar, de reconocer mis aciertos y mis errores, y es así como particularmente he llegado a la conclusión de que para afrontar satisfactoriamente los retos que el enseñar y el aprender nos imponen a través de la transferencia y el apropiamiento de los contenidos por parte de los estudiantes, es necesario por lo menos una formación pedagógica mínima que respalde en todo momento nuestro desempeño frente a los estudiantes.

Ello me ha llevado a involucrarme de manera más cercana con las teorías de aprendizaje más relevantes del siglo pasado y tras el estudio de diversas bibliografías sobre el tema, puedo concluir que, a pesar de que existen diferentes posturas que van desde las que tienen coincidencias, hasta las más antagónicas; la preocupación fundamental de todos los teóricos siempre fue la misma, ¿qué es lo que debe hacerse para que un alumno aprenda?, y como hacerlo.

Es bien conocido que alguna teoría tuvo más aceptación que otra en cierto periódo histórico, tal y como lo sucedido con el conductismo en su momento y el humanismo en los Estado Unidos o, como ahora lo tiene el cognitivismo en base al aprendizaje significativo. Particularmente me parece que todas y cada una de las teorías ya sea conductista, humanista, sociocultural o cognitiva, pueden dar buenos resultados, sabiéndolas programar y ejecutar. Las teorías de la educación que se han validado a través de la historia moderna, partieron de distintos enfoques y distintos puntos de vista, razón sobrada para decir que son tan diferentes como todos y cada uno de los que engendraron dichos postulados, y en este mismo sentido, puedo afirmar que el valor de la documentación que se realice sobre las mismas, obtendrá un carácter tan irremplazable, como inconmensurable.

 

[1] Arredondo, Martiniano y Díaz Barriga, Angel, Formación Pedagógica de Profesores Universitarios, Teorías y Experiencias en México, CESU, ANUIES.