Post date: julio 07, 2017 | Category: Latest Headlines
ARTÍCULO
Palabras clave: Representación, campaña gráfica institucional, equidad de género, Universidad.
Resumen
El objetivo del presente artículo es analizar comparativamente campañas gráficas institucionales que realizan tres universidades públicas del Altiplano Central Mexicano sobre divulgación y difusión de la equidad de género. Las tres instituciones son la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATX), las cuales han adoptado un modelo de transversalización de la perspectiva de género y continuamente realizan acciones para alcanzar dicho propósito.
El compromiso de las universidades sobre la equidad de género es reiterado en el discurso institucional que constantemente tratan de vincular con la representación en campañas gráficas dirigidas a la comunidad universitaria. Las tres instituciones gozan de presupuestos diferenciados y propuestas visuales diversas (2013 – 2016), en éstas se aprecian desde una altamente inclusiva hasta la reiteración de estereotipos de género.
Introduccción
El presente trabajo analiza las representaciones gráficas que se hacen en pro de la transversalidad de género. La cual es una estrategia para promover tanto la perspectiva de género como la igualdad entre géneros. El género como categoría relacional necesita la implementación de campañas de divulgación que incluya a los diferentes sectores de la comunidad universitaria y que evite los estereotipos, ya que éstos parten, en este caso, del mantenimiento de un orden desigual tanto social como simbólico.
La estructura del territorio urbano y los elementos socioculturales que lo definen también determinan la influencia que el espacio tiene sobre el desarrollo del ser humano. Los espacios adquieren importancia en la configuración cognitiva que un individuo genera debido a que es justo en el espacio donde colocamos objetos de comunicación ambiental que llegan a cumplir funciones expresas como instrumentos pedagógicos e incluso de adoctrinamiento. (De San Eugenio, 2011)
Así, comprendemos que el espacio se transforma gracias a los objetos de comunicación -llámense carteles, vallas publicitarias, espectaculares…- que en él colocamos; entonces la relación espacio-sujeto se encuentra mediada por dichos objetos y es natural que nuestras percepciones e imaginarios se conformen en función de los principios que ahí se representan.
Así, la imagen que se produce mediante el diseño gráfico es uno de los elementos que intervienen el espacio. Mediante el análisis de las representaciones que contiene una imagen podemos definir si se trata de una imagen inflada (Foster, 2004); es decir si se trata de una imagen que responda a una función únicamente ornamental y utilitaria.
La importancia de reflexionar sobre la cantidad y tipo de imágenes utilitarias (o no) que colman el espacio, es encontrar pautas para definir el impacto de dichos elementos gráficos en la instauración de configuraciones mentales que refuerzan conceptualizaciones fundamentadas en estereotipos.
El hallazgo del uso de estereotipos en las campañas nos permite ahondar sobre su importancia en la interiorización y repetición de patrones culturales de género tradicional, es por ello fundamental pensar la representación de estos discursos; por tanto, es nuestro interés evidenciar la relación discurso-representación en dichos objetos gráficos.
Este trabajo se organiza en cuatro apartados, el primero se enfoca en pensar la relación entre Universidad y equidad de género, el segundo aborda la importancia del estudio de la imagen, el tercero plantea el análisis de las campañas gráficas y, por último presentamos algunas consideraciones finales.
1. Universidad y equidad de género
La Universidad pública en México ofrece una oferta educativa amplia y centra sus esfuerzos en atender a una población mayoritariamente joven a alcanzar estudios superiores, sin embrago es necesario precisar que en 2010 se calculaba que sólo “3 de cada 10 jovenes en edad de asistir a la Universidad puede hacerlo. Según los datos de la Secretaria de Educación Pública (SEP) (…) y que sólo el 4% del total podrá avanzar a un posgrado” (Fuentes, 2013).
Nos parece importante reflexionar a partir de la producción de conocimiento e imaginación situados (Stoetzler y Yuval – Davis, 2002), es decir, enfatizar las condiciones sociales y económicas que estructuran las relaciones político – económicas en México y particularmente en la relación juventud[1] – empleo. México presentaba en 2014 el cuarto lugar en desempleo juvenil a nivel internacional (Boletín 2898, 2014).
Las preocupaciones de los y las jóvenes van de la mano con los estudios recientes sobre precariedad laboral en México en los que “la evidencia empírica muestra que, en la historia reciente del país, gran parte de la mano de obra juvenil ha ocupado los puestos de trabajo más precarios, esto es, sin estabilidad, seguridad social, prestaciones laborales y remuneraciones deprimidas” (Mora Salas y Oliveira, 2011, p.3).
Aunado a la precariedad laboral, existe un problema de inserción laboral diferenciada por el género. El informe Panorama de la Educación realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) del 2015 analiza la relación entre el empleo y los indicadores de rendimiento educativo. El organismo subraya que las diferencias de género relacionadas con el mercado laboral “podrían ser el resultado de que hay más mujeres que se quedan fuera de la fuerza de trabajo, probablemente debido a los papeles tradicionales en lo que respecta a la unidad familiar”. Pone como ejemplo a las madres que se quedan en casa tras dar a luz (frente a los varones) “especialmente en países con amplias brechas salariales y con una oferta de servicios limitada para el cuidado de los niños”[2] (OCDE, 2015, p.92 – 93), por lo cual, resulta prioritario abonar a la sensibilización en temas de género que contribuirán a cerrar las brechas de género a largo plazo en México y a generar políticas públicas de corresponsabilidad/conciliación laboral.
En este sentido y para fortalecer una actitud crítica y ética ante su entorno, se sugiere que se adopte una transversalización de la perspectiva de género que abone a la estrategia del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, que sostiene la urgencia de impulsar la inclusión social y la no discriminación de las mujeres y cuyo principios han adoptado en mayor o menor medida por las universidades públicas en diversos planes o lineamientos (ver tabla 1),
En los últimos tiempos ha tomado fuerza en México el debate acerca de la importancia de incorporar la perspectiva de género en las instituciones de educación superior (IES). Este debate ha sido alentado por el esfuerzo que el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) ha realizado por llevar a la práctica institucional la cultura de la equidad de género. En esta línea es que el Inmujeres ha establecido importantes acuerdos con la Secretaría de Educación Pública (SEP) y con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), para buscar la manera de formalizar el mencionado proceso de incorporación de la perspectiva de género en las IES. Tal como menciona Cristina Palomar Verea,
Este interés institucional se basa en un documento generado por la comunidad internacional —y adoptado por un buen número de IES en todo el mundo—, titulado la Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: Visión y acción, que ha señalado como objetivo prioritario el fortalecimiento de la participación y promoción del acceso de las mujeres por medio de cinco grandes ejes de acción: la sensibilización, el diseño curricular, la investigación y difusión, la cultura institucional y la coordinación interinstitucional (Palomar, Verea, 2005, p. 9).
Las estrategias que han impulsado las universidades públicas en México para conseguir las metas sobre la transversalización de la equidad de género son múltiples, una de éstas, es visiblizar dicho proyecto al generar campañas dirigidas a la comunidad universitaria.
Tabla 1. Planes y/o lineamientos de tres universidades públicas que consideran la equidad de género. Elaboración propia.
2. Sobre la importancia de la imagen
Es importante iniciar este apartado bajo la reflexión de Carlos Másmela (2006) pues, es cierto, que el estudio de la imagen como representación de diferentes notas culturales de nuestra civilización, ha sido abordado por diversos personajes icónicos de la filosofía como Kant, Hurssel o Gadamer y, es que su interpertación no responde únicamente a un modelo teórico que dirija el análisis sino también al contexto en el cual ésta se encuentra inmersa.
La importancia de la imagen se debe -tal como nos lo plantean Kosslyn (2008) y Maurizio Vitta (2003)- a la facultad sustancial que tiene el cerebro humano para almacenar e interpretar grandes volúmenes de información en dos formas particulares de material: a) Como secuencia de caracteres, es decir, a manera de palabras, o bien; b) Como imágenes.
La escencia del fenómeno cultural que ha permitido que la imagen sea un elemento de representación relevante puede recaer en diversos factores. Consideramos, que uno de ellos, se sostiene sobre el hecho de que el ser humano percibe al menos el 80% de información proveniente de la realidad desde el sentido de la vista (De la Torre y Rizo, 1992; De Fleur, M.L. & Ball-Rokeach, 1993); esto nos permite prestar especial atención a los estimulos visuales dado que nuestra estructura fisiológica esta dotada de sistemas y habilidades que enfocan las actividades de percepción hacia detalles, verdaderamente finos, del mundo real desde la visión.
En seguida, encontramos que la imagen tiene una capacidad mimética, es decir puede imitar entes que de alguna manera conforman la realidad en la que vivimos. Esta propiedad le da un sentido universal pues cuanto más semejante sea al objeto que pretende imitar, más posibilidades existen de que diversas personas la puedan comprender aunque provengan de diversas culturas o asentamientos geográficos. La única condición para reconocer una representación mimética en la imagen sería que el sujeto haya visualizado, al menos una vez a lo largo de su existencia, el objeto al cual aluda la imagen en cuestión.
La facultad para representar es natural al ser humano y a su capacidad de raciocinio pues, como Wigan (2007) indica, encontramos representaciones como las de Lascaux (Francia) hacia 12 000 a.C.; si bien, aún los expertos no han podido determinar el significado o función exactos de tales representaciones, es un hecho que este tipo de expresiones son una muestra de la antigüedad del vínculo existente entre la capacidad de pensamiento, la necesidad de comunicación y la naturalidad con el que el hombre refleja constructos mentales; todo mediante la imagen.
Entonces, si nos detenemos un instante en el significado del término representar, entenderemos que es aquella acción y efecto de hacer presente algo que originalmente se encuentra ausente mediante un código sistematizado en un tiempo y espacio determinado. Representar, es volver a traer, un ente que en este momento se encuentra ausente. La representación es un signo.
Por lo que al retomar el análisis de Másmela (2006) podemos reflexionar sobre las formas de representación que ha planteado Kant. Dicho filósofo define que es posible re-presentar entes mediante la imagen en dos formas diferentes.
Por un lado, tenemos la representación esquemática aquella que es demostrativa y directa; apegada tanto a la realidad como al concepto que se conforma inmediato a la experiencia directa (Másmela, 2006). En la conformación del esquema no es evidente la participación de la imaginación o fantasía pero sí es primordial el papel de la percepción y de los datos recopilados desde la sensación. Todo aquello que logramos desde la esquemática supone el apego a las notas particulares del ente en la realidad.
Así mismo, se encuentra la representación simbólica. Para Kant este tipo de representación es analógica e indirecta. Los símbolos son las figuras de las cosas en las intuiciones. En la imaginación las experiencias sensibles se sintetizan: se asimilan, se transforman y con ello se conforman diferentes conceptos (Másmela, 2006). En este tipo de representación, sí se hace partícipe la imaginación/fantasía como elemento de influencia en la configuración de la imagen que se obtiene como resultado y, por tanto, la realidad se transforma a partir del resultado de nuestras representaciones simbólicas.
Por su parte el propio Másmela (2006) nos recuerda que Platón, ya había definido dos posibilidades de producción de la realidad a partir de la imagen. Es una realidad que la modernidad nos regala la figura del proyectista de imagen (Vitta, 2003), el diseñador gráfico como especialista en la producción de las mismas, pero la capacidad de producción de imágenes es innata a la cognición humana.
Además de la perspectiva filosófica, los estudios sobre representación se pueden enfocar también desde la visión de los especialistas en representación gráfica -estudios relacionados al campo del diseño gráfico-; dado que el sistema de signos visuales es el segundo en preponderancia en cuanto a alcance masivo. Dondis (2000), plantea la existencia de tres niveles de representación posibles de identificar en una imagen.
Para Dondis (2000) Una imagen puede ser de caracter:
Representacional: Representa la experiencia directa que capacita para aprender porque es un vínculo estrecho con la realidad
Simbólico: Imagen que por convención y arbitrariedad identifica acciones u organizaciones, estados de ánimo, direcciones… pueden requerir escasa habilidad especial
Abstracto: Modo visual asociando el término de Piaget, «sincretístico», para la visión infantil del mundo a través del arte con el concepto de la indiferenciación
Así, encontramos que, actualmente, la literatura enfatiza el papel de la contextualización de la imagen como un factor sustancial en su configuración e interpretación. Es decir, para obtener una imagen es fundamental comprender que su representación se puede generar desde los polos: esquemático-simbólico y, que a su vez esta, puede producirse mediante la técnica mimética o, bien, la fantasmal. Pero, que al mismo tiempo, su resultado de visualización gráfica puede ubicarse en tres niveles el representacional, el simbólico o, el abstracto.
Cabe, ahora, mencionar que fue Abraham Moles (1991) quien propuso un umbral puntilloso para poder clasificar a la representación visual con mayor rigurosidad. Moles define la existencia de 12 niveles de iconicidad en función del ismorfismo entre la representación visual respecto a su referente.
Conforme a Moles, entre más abstracta y especializada es la conceptualización del referente al que alude la imagen, menor grado de iconicidad guarda la representación respecto a la realidad y viceversa. Por tanto, en los últimos niveles de iconicidad encontraremos la representación de fenómenos físicos a través de fórmulas y/o ecuaciones algebráicas o bien, el uso de palabras normalizadas.
Como podemos observar, los especialistas se han preocupado por estudiar el isomorfismo de la imagen respecto a los modelos que la motivan. Es interesante retomar el punto sobre la producción de imágenes conforme a Platón en función de la técnica mimética y la técnica fantasmal pues estas se corresponden el modo natural de representación al que alude Kant: la esquemática y la simbólica respectivamente. Y con tales fundamentos, entender que las diversas manifestaciones o situaciones culturales influyen en el resultado de visualización de la imagen mediante la gráfica pudiendo clasificarla propiamente en tres niveles como lo hace Donis A. Dondis (2000) o bien, hasta clasificarla con mayor precisión en función de la escala de isomorfismo que propone Moles.
Ahora bien, la producción de la imagen no es endémica de la época contemporánea; en realidad la imagen como sistema prácticamente tiene origen paralelo al de la concepción del homo sapiens sapiens como un ser civilizado productor de cultura pero, sí es importante notar que la modernidad trajo consigo el nacimiento del productor de la imagen: el diseñador (Vitta, 2003).
Considerando los antecedentes que hemos descrito respecto a la representación pensamos que finalmente el sujeto (u organizaicón) que produce la imagen cuenta con un papel relevante en la producción de la imagen, ya sea de ésta con una producción icónica o mimética dentro de los límites de la esquemática o bien, la imagen como una representación simbólica producida bajo la técnica fantasmal en los parámetros de la imaginación.
Al respecto, Foster (2004) nos permite reflexionar sobre la nimesis de la imagen diseñada cuando analiza la obra de Loos: Ornamento y Delito (1908) y, es que desde entonces ya denuncia la problemática de la imagen diseñada.
Fundamentalmente, Loos, aborda la crítica de la imagen como ornamento a manera de un riesgo al definir los límites entre el objeto utilitario y el objeto diseñado (Foster, 2004). Sucede que con el impulso de la gráfica Art Nouveau la imagen adquirió una gran popularidad desde su carácter ornamental y es en este mismo de tipo de representaciones dónde se da también especial protagonismo a la figura femenina como un ser etéreo y sin identidad particular. Desde el Art Nouveau contamos con series interminables de mujeres que comparten el mismo tipo de características corporales acompañadas de ornamentación principalmente orgánica y floral.
El problema que reporta Foster (2004) es que ya Loos había denunciado que el movimiento Jugendstil confundió el valor de uso con el valor artístico… ¿Y por qué es relevante este dato? Resulta que, para el movimiento Art Noveau, los artistas generaron un cambio de valor de los objetos de uso en función de la implementación de ornamentos como representación sobre dichos objetos. Así, los objetos se empezaron a diseñar y su valor se constituyó profundamente en función del diseño y de los ornamentos con los que contaban y no así en función de la utilidad del objeto. El objeto construido, en cambio, era diferente, es un objeto real alejado del objeto artístico y ornamentado; lo mismo pasó con las representaciones femeninas, las mujeres que representó el Art Nouveau fueron mujeres alejadas del referente real que, además, se diseñaban en serie.
El problema es de mayor profundidad cuando el binomio artístico-utilitario se combina y se genera una triada con lo comercial porque el poder del diseño se potencializa por la demanda. En este punto, ya no será suficiente ofrecer soluciones sino se deben crear nuevos deseos. Hasta el punto en el cual la inflación del diseño reemplaza el producto por el envoltorio (Foster, 2004). Entonces, nos encontramos ante una serie de imágenes diseñadas y no ante las representaciones de las imágenes construidas.
En muchas ocasiones, desde el vínculo entre diseño y comercialización, las imágenes que se representan son fantasmales: alejadas de la realidad y el grado de isomorfismo que resulta de lo diseñado es mínimo respecto al referente, acercándonos al establecimiento de estereotipos.
3. ¿Equidad en las campañas?: Análisis de las campañas de divulgación universitarias sobre la perspectiva de género
Para este proyecto se analizaron tres propuestas gráficas: una imagen correspondiente a cada institución educativa. Dado que las imágenes presentadas en cada caso son representaciones, hemos definido a éstas como signos, proponemos el modelo de análisis semiótico de Charles Morris (En Karam, 2011). Un análisis semiótico de la imagen es de nuestro interés debido a que sobrepasa la estructura visual para atender además el contexto en el que se lleva a cabo su lectura. El contexto como hemos ya mencionado es parte fundamental de la interpretación de la imagen.
Este modelo propone tres dimensiones para el análisis del signo: la sintáctica, referente a la relación del signo con sí mismo, se consideran los diferentes signos, su relación entre ellos y con la estructura que los contiene. Esta categoría nos sirve para definir los aspectos gráfico-formales y dar a conocer los recursos gráficos recurrentes u ocurrentes en las representaciones. La semántica relaciona al signo con el objeto que representa, en esta categoría se analizan los conceptos involucrados en el significado. Finalmente la pragmática vincula al signo y su uso con el receptor, la manera en que éste recibe el significado y el contexto específico donde se emplea.
3. 1. Imagen 1 Universidad Autónoma de Tlaxcala
Sintáctica
a) Cualidad Formal
Cartel en formato vertical que invita a conmemorar el Día Internacional por los derechos de la mujer en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. La gama cromática se encuentra en tonalidades de rosa: el fondo del cartel en un tono claro para permitir el contraste con los tonos oscuros de la tipografía y facilitar la lectura. En cuanto a los textos, se presentan usando tres familias tipográficas. La última parte del cartel tiene una finalidad informativa y utiliza una tipografía de trazos simples de palo seco y en una versión light para no desviar la atención del título central.
La representación de las flores es una ilustración digital realista, su cromaticidad, también en tonos rosas, ayuda a integrarse al resto de los elementos compositivos del cartel y su colocación enmarca el resto de la información te tipo textual. La composición presenta un equilibro de pesos visuales debido a la ubicación de las flores en el sustrato, es simétrica y conservadora. El color es un elemento integrador, sin embargo le resta fuerza visual al cartel por la elección de la gama tonal casi monocromática. A pesar de tener diferentes niveles de información existe claridad en la información debido a la información textual y al orden en que fue presentada disminuyendo en jerarquías.
b) Cualidad Funcional
El signo de flores se adecua a la presentación del cartel, la ilustración digital ayuda a su reproducción en los diferentes medios tanto digitales como impresos, da versatilidad y una adecuada visibilidad en el entendimiento del signo. No ocurre lo mismo con la tipografía, al presentar una versión light y debido a los variados tipos de información, la lectura de la información textual resulta difícil sobre todo a distancia.
Semántica
a) Constantes Semánticas
La imagen de las flores obedece a una construcción de la realidad. De acuerdo a Kant, correspondería a una representación simbólica, donde al estar ausente la imagen humana se encuentra presente la imagen de las flores adquiriendo éstas el sentido del universo femenino. En ausencia de la mujer la evocan, sin embargo lo hacen desde los estereotipos relacionados a la mujer: lo femenino como lo bello, delicado y orgánico. Cabe resaltar la influencia del Art Noveau caracterizado por la presencia de líneas curvas y la utilización de ornamentos vegetales.
La tipografía y el estilo utilizado para la institución convocante (UAT) en el cabezal del cartel evoca formalidad y seriedad. La última parte del cartel tiene una finalidad informativa y utiliza una tipografía de trazos simples para connotar sencillez y debilidad.
b) Variantes Semánticas
La iconicidad de la imagen es alta, se logra mediante una ilustración digital. La forma elegida es convencional, un ramo de flores abiertas y frescas. La forma de la flor es fácil de reconocer e identificar, por medio de sombras se añaden profundidad y realismo. Sin embargo, su elección como símbolo de lo femenino carece de originalidad y fuerza.
Pragmática
En un contexto de una universidad pública donde la diversidad es una característica intrínseca, la imagen principal aparece fuera del contexto específico de la institución. El uso de las flores como signo universal del mundo femenino no alcanza a mostrar las dimensiones ni implicaciones de la perspectiva de género. Esta representación no incita a la reflexión, se da por sentado que los estereotipos al ser conocidos generosamente por un público amplio será suficiente para evocar, sin embargo no se compromete a una discusión del tema entre la comunidad universitaria.
Los elementos icónicos y cromáticos fueron diseñados para evocar a la mujer desde un estereotipo reconocido por el receptor. Se eligió una imagen fácil de representar y leer para el público, en un contexto donde los usuarios entienden su significado. Debido al trato simplista de la imagen se corre el riesgo de obtener una actitud pasiva y poco analítica por parte de los usuarios.
3.2. Imagen 2 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Sintáctica
a) Cualidad Formal
Composición monocromática utilizando diferentes tonos de rosa. Se utiliza como imagen central un rostro femenino con cabellera ondulante. La imagen es sencilla de trazos finos, logrando un efecto de profundidad debido a las diferentes capas que conforman la cabellera y a la aplicación tenue de color gris a manera de sombra ligera.
En cuanto a la tipografía utiliza una fuente script para el título en una mayor proporción. Para el resto de la información, una tipografía de palo seco en blanco que por su simplicidad de trazos contrasta con el fondo saturado de color.
El cartel se divide en tres secciones, en la primera se muestran los elementos más importantes del cartel ahí encontramos una composición asimétrica pero armónica que enfatiza la ilustración como punto focal para iniciar la lectura. La segunda parte, de menor proporción es de carácter informativo, ocupa un lugar de transición entre los dos bloques de información. Finalmente el último apartado apenas ocupa un espacio breve, contrasta una pleca azul en la parte inferior donde se colocan los identificadores marcarios de la institución.
b) Cualidad Funcional
Este cartel fue utilizado para el evento “100 años de la participación femenina en México”, la institución convocante fue la BUAP y los destinatarios; la comunidad universitaria de dicha institución.
La imagen principal tiene un tamaño adecuado para lograr una buena visibilidad, sin embargo su título (por la naturaleza de la fuente elegida) pierde impacto al hacer una lectura a distancia media. La información del segundo bloque carece de legibilidad debido al tamaño de la tipografía y al poco contraste que existe con el fondo.
Semántica
Constantes Semánticas
El cartel muestra la imagen de una mujer de tipo ectomorfo la cual aparece fragmentada, sólo se aprecia el rostro de perfil y su larga cabellera, ocupando un 60 % de superficie del cartel, esta representación es de suma importancia para este mensaje puesto que “porta” el concepto central en la composición: la evocación del mundo femenino. El resto de los elementos se supeditan a esta imagen y presentan la información de manera textual.
Se muestra una representación de media abstracción, proporciona al espectador elementos reconocibles del mundo femenino: se aprecia a una mujer joven que a pesar de su iconicidad evoca rasgos delicados en el rostro (debido al trazo de las líneas). Su cabellera sinuosa y larga recuerda a las representaciones femeninas realizadas por el art noveau, que tomaba a la figura femenina como eje central de sus composiciones, sin embargo se presentan etéreas e irreales
Variantes Semánticas
A pesar de no tener facciones, la representación muestra un perfil blanco bien definido con texturas que nos evocan lo liso, perfecto, libre de manchas. Existen características reconocibles de un rostro femenino sin especificar detalles, se sugieren rasgos estereotipados relacionados con la mujer (pestañas y cabello largo y curvo). Los rasgos del rostro evocan a una persona joven coincidiendo en edad promedio a las estudiantes universitarias, sin embargo se presentan estereotipados (rostro delgado, perfecto y blanco) resultando irreales a esta misma población.
La figura central entra al plano de lo simbólico-fantasmal. En su representación, la imaginación es necesaria para completar la imagen, la representación no es literal pero se integra a los estereotipos establecidos sin hacer un aporte relevante a la complejidad que supone la equidad de género y la comprensión de los atributos que refieren a lo femenino
El mensaje que da el significante es claro, lo confirma la forma, línea y color. El mundo femenino está presente, su identificación es inmediata y clara, sin embargo la coherencia en la interpretación de los aspectos de género se pone en entredicho al cruzar por un lado la gráfica y por otro la apreciación del discuro institucional.
Pragmática
El mensaje se genera en la visión que sobre el concepto de equidad de género presenta la institución en su discurso, este mensaje sin embargo no coincide con el cartel de promoción a un evento que conmemora el Día internacional de la mujer en un recinto diverso y complejo como lo es la BUAP. La interpretación que hace el usuario queda en un plano superficial debido al uso de imágenes descontextualizadas que aluden a estereotipos instaurados en la colectividad para hablar de lo femenino, una salida rápida y fácil que sin embargo le resta importancia a la discusión de un tema central en un contexto donde para esta macro universidad, es de primera importancia.
Por lo tanto las opciones gráficas elegidas resultan no ser un acierto debido a que se banaliza el discurso de género en un mero maquillaje, una imagen atractiva sin contexto que no dimensiona la complejidad del concepto.
Con esta imagen se predispone al receptor a entender la conmemoración como un evento superficial que refuerza los estereotipos sin poner a discusión el entramado complejo de lo que significa la equidad de género dentro del contexto universitario de la BUAP. La universalidad de los códigos utilizados refieren a un entendimiento del universo femenino como delicado, curvilíneo, joven y bello. Este mensaje refuerza los estereotipos y va en contra del discurso de equidad de género que la misma universidad se ha propuesto.
3. 3 Imagen 3 Universidad Nacional Autónoma de México
Sintáctica
a) Cualidad Formal
Cartel de formato .58 x .88 mts. Tiene tres componentes principales: una imagen central, un título del cartel y la referencia al emisor del mensaje, en este caso el eslogan de la campaña, así como los logotipos de las instancias participantes (además de los signos identificadores de la UNAM, una frase invitando al público a participar).
La imagen principal es una fotografía a color de una mujer que por sus dimensiones resulta el punto focal del cartel, la sombra negra que se asoma de la fotografía se ha aplicado de una manera burda ensuciando la limpieza de la fotografía.
La tipografía utilizada tanto para el título como para la información adicional es simple de palo seco, carente de ornamentos y en tonos acromáticos (blanco y negro). A diferencia de los otros carteles, en el cartel de la UNAM el título central es al mismo tiempo el primer elemento para ser leído. Destaca en el título tipografía en color únicamente la palabra UNAM, enfatizando el nombre de la institución al realizar la lectura de la frase principal o título. La composición tipográfica carece de armonía debido al uso de un interletrado poco adecuado. Su lugar en la composición se debe a que da sentido a la imagen, el texto sugiere a la imagen y no al revés.
La cromaticidad es neutra, se utilizan los colores institucionales (oro y azul) y el resto permanece en blanco y negro. La composición es asimétrica (con el peso visual cargado hacia la fotografía), generando tensión entre cada elemento compositivo lo cual da como resultado una propuesta dinámica e informal, adecuada para conectar con la comunidad universitaria, dejando de lado una presentación ceremoniosa y alejada a la comunidad universitaria.
b) Cualidad Funcional
La economía de elementos ayuda a su fácil lectura y a una percepción inmediata del conjunto, además de lograr un alto impacto visual. Su originalidad reside en la mujer que aparece, de tipo endomorfo de una edad aproximada de 35-45 años de cabello corto, piel morena, su expresión emocional es de alegría y sonríe directamente al público. No hay elementos iconográficos que contextualicen la fotografía de la mujer puesto que la imagen se ha recortado para presentarse sobre un fondo blanco.
Semántica
Constantes Semánticas
La frase “UNAManera de ser justos: puestos directivos para las mujeres” es una demanda importante para la equidad de género, la fotografía es una imagen que muestra a una mujer “real” cuyos rasgos y aspecto físico son cercanos y reconocibles en la comunidad universitaria ayuda a la reflexión de la diversidad en el concepto género y mujer y aleja de la discusión la interpretación a través de imágenes estereotipadas, a su vez sugiere la capacidad laboral no solo en condiciones de equidad con respecto a los hombres, también se aleja de los clichés tan instaurados en la idea de que las mujeres en puestos directivos han llegado ahí ayudadas por una apariencia física de tipo ectomorfo, tan recurrente en imágenes estereotipadas.
Con un nivel de iconicidad alto, la fotografía a color a pesar de ser una imagen convencional, utilizada en una campaña orientada a los derechos de la mujer resulta original debido a la poca recurrencia en su utilización.
Pragmática
Al utilizar una representación de iconicidad alta, se evita la evocación que puede llevar a los estereotipos, libera al lector de prejuicios o predisposiciones y por el contrario al no ser el común denominador la representación llaman la atención del espectador. Por lo tanto la elección de protagonistas “reales” en la comunidad universitaria genera identificación con esos modelos porque puede ser cualquiera de nosotros los que podemos aparecer en la campaña.
El receptor presenta una actitud positiva ante la imagen lo que ayuda tanto a la recordación del mensaje como a una reflexión en torno al tema. La imagen resulta significativa, no solo existe una correcta interpretación del cartel, además es una imagen que invita a la reflexión, objetivo más amplio de la campaña.
4. Consideraciones finales.
El común denominador en dos de tres campañas es la utilización de imágenes que evocan más no presentan a la mujer en su contexto cotidiano universitario, es decir, la imágenes que presentan son etéreas o abstractas. Es por lo tanto la representación de las mujeres en la campaña de la UNAM una imagen original debido a que rompe los cánones establecidos para la representación femenina, no solo en el mundo publicitario, también en el institucional, resultando funcional y positivo. Es una imagen que se aleja de los estereotipos que evocan al mundo femenino, es una mujer con rostro y con cualidades reales y por lo tanto creíbles, genera empatía y pone sobre la mesa la discusión de la equidad de género sin desviar la atención por la presencia de ornamentos innecesarios, dando un significado claro, coherente y preciso.
Las imagen es en si misma portadora de significados y constituye una forma central de visibilizar las acciones materiales en pos de la transversalización de la equidad de género, recordando que “la imagen se puede ver no sólo como sistema de expresión, sino una estrategia política y social” (Karam, 2011).
Las campañas de divulgación de Equidad de Género de la UNAM están fuertemente vinculadas con el Programa Universitario de Equidad de Género (PUEG) el cual tiene una trayectoria importante en el orden de la investigación, generación de políticas públicas y capacitación en equidad de género a funcionarios/as, administrativos/as y docentes.
Por otro lado la BUAP y la UATX integran a su Plan de Desarrollo Institucional sus iniciativas a favor de la equidad de género. Y coincien ambas campañas con representaciones estereotipadas. El receptor obtiene una información superficial que reproduce los estereotipos y que no ayudan a forjar una opinión crítica e informada acerca de la equidad de género, en un contexto de banalización de lo que significa ser mujer. La imagen no invita a la reflexión, se consume de manera pasiva porque no induce al análisis de situaciones o contenidos. Por lo que después del análisis presentado habrá que hacerse hincapié en la importancia de modificar los sistemas de representación que impulsan la equidad de género a través de estereotipos ya que la importancia de la imagen es política y decisiva en el cambio social.
Referencias bibliográficas y electrónicas
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[1] Entendemos a la juventud como una institución social, como “un campo conceptual o interpretativo de nociones e instrumentos metodológicos que nos ayudan a reflexionar teóricamente el conjunto de investigaciones y estudios que desde varios acercamientos se realizan sobre los jóvenes de carne y hueso” (Urteaga y Saenz, 2011:297).
[2] Traducción libre del reporte en inglés.