Alejandro Aravena, la misión Elemental de la arquitectura y el urbanismo.

Post date: julio 07, 2017 | Category: Latest Headlines

ARTÍCULO

 

David Navarrete Escobedo.[1] El pasado mes de abril en la ciudad de Nueva York, el arquitecto chileno Alejandro Aravena, recibió el premio de mayor honor para su profesión, el Pritzker en su versión 2016. Una premiación que sorprendió a muchos y contrarió a otros pero que no podía ser insospechada. Desde hace varios años Aravena frecuenta las elitistas esferas internacionales de la arquitectura. Basta recordar la premiación luego de la XI Bienal de Venecia en 2008, de Alejandro Aravena como el “joven arquitecto más prometedor” con entonces 41 años de edad. Ese y otros premios le han dado la notoriedad internacional que le ha permitió integrarse desde 2009 como miembro del  jurado del premio Pritzker que él mismo acaba de obtener.

La notoriedad de América Latina a nivel global podría encontrar un terreno fértil en la premiación de Aravena. Pero para bien o para mal, el reconocimiento se debe tomar con prudencia ya que críticamente la arquitectura de Aravena no es representativa del trabajo de los arquitectos, ni en Chile ni en el resto de América Latina. El reconocimiento es para un arquitecto que ha sabido vender sus ideas muy bien en el extranjero y en ciertos circuitos intelectuales y sociales de élite. Por ejemplo además del premio Pritzker, recientemente el arquitecto chileno ha sido nombrado con el titulo de Comisario de la 15ª Bienal de Arquitectura de Venecia, reconociéndolo por su voluntad de atender a los más necesitados, como lo comenta Paul Ardenne[2]. La obra de Aravena es más bien modesta en cantidad aunque rica en calidad, específicamente en términos de igualdad social, de devolver la ciudad a aquellos que más la necesitan. Y se puede interpretar como una materialización de la corriente urbana que retoma los principios del sociólogo francés Henri Lefèvbre (1970)[3] y hace eco también en la reflexión sociológica y urbanística de las primeras décadas del siglo XXI como la de David Harvey (2011)[4].

Alejandro Aravena es desde 2001 el Director ejecutivo de un grupo de arquitectos chilenos, el gabinete de “Elemental”, cuya misión es «responder las cuestiones generales de: la pobreza, el desarrollo, la igualdad y la equidad,» a través de la arquitectura. Se define como un tanque de acción, un “Do Tank” y no un solo con un “Think Tank” o grupo de reflexión sin concreción. Sus operaciones son diversas y van de los campos de la educación y la infraestructura hasta los de transporte, de espacios públicos y sobre todo de viviendas de interés social. Es en este sector, que el grupo de Elemental sobresale a nivel internacional. Para ellos, la ciudad se tiene que ver como una fuente de riqueza y equidad para los menos privilegiados. Elemental se compromete a jugar con las reglas capitalistas y de las instituciones nacionales y supranacionales que subvencionan la vivienda masiva de interés social y cuyo resultado puede ser muy cuestionable en términos de equidad social. Y es que las reglas de los mercados de bienes raíces y de los presupuestos estatales, condicionan proyectos urbanos y arquitectónicos que finalmente les niega el acceso a la ciudad a aquellos que más lo necesitan. Elemental lo quiere remediar. Para llegar allí, el arquitecto chileno y su equipo han propuesto reformular varios principios relacionados con la vivienda social. Por lo general, se construyen lejos de los centros, donde la tierra es barata, y vemos la gran cantidad y el limitado tamaño de unidades producidas. Esa lógica de mercado inmobiliario genera urbanizaciones sin ciudad, es decir segregación y deficiencia de unidades habitacionales apartadas varios kilómetros de los centros de trabajo, salud, educación, líneas de transporte y otros servicios de la ciudad consolidada. Aravena argumenta que la «calidad» de la vivienda es la de su vecindario. Por eso el prefiere invertir la mayor parte de la subvención estatal en una localización más integrada a la ciudad. En ese sentido deja parte de la construcción y ampliación, así como los acabados en responsabilidad del ocupante o del futuro dueño quien puede completar la casa por medio de la autoconstrucción. Elemental ha creado proyectos de viviendas de tamaño escalable, que ofrece un alojamiento de 35 m2 que incluye un núcleo sanitario, un comedor, un dormitorio y paredes contiguas. La casa está dispuesta de manera que puede doblar su superficie a 70 m2 sin que se altere la funcionalidad. La compensación de recibir solo la «mitad de este buen hogar», es según Aravena, su ubicación estratégica, no lejos de un centro urbano. La fórmula es prometedora. El valor de las propiedades inmobiliarias construidas por Elemental, crece año con año y «se convierte en una inversión más que un gasto para las familias de bajos ingresos». Aravena señala que ha sido el caso de dos de sus proyectos, uno en Iquique, en el norte de Chile (93 unidades en 2005) y el otro en Lo Espejo en Santiago (30 unidades en 2006). Una valoración inmobiliaria poco frecuente en la estigmatizada «vivienda social». En estas circunstancias, la casa mejora y sobre todo tiene una ubicación que ofrece acceso a las oportunidades urbanas: el empleo, el transporte, la educación, la salud, la cultura, etc. Una condición de proximidad que ha sido descuidada por los gobiernos y los promotores inmobiliarios en muchas ciudades de América Latina.

Así, Alejandro Aravena y Elemental responden a la necesidad apremiante de dotar de vivienda  a la población de menores recursos sin sacrificar ni la calidad ni la integración arquitectónica de la ciudad. Un enfoque que a los arquitectos preocupados por la cuestión social, nos corresponde resolver. Leamos entonces el Pritzker 2016 como un reconocimiento y un estimulo a esos arquitectos “sociales” que innovan en varias ciudades latinoamericanas.

 

Imagen 1. Alejandro Aravena y la Bienal de Arquitectura 2016 en publicaciones internacionales.

Foto: David Navarrete 2016

 

[1] Profesor del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Guanajuato. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel I y miembro del CA Dinámicas Territoriales.

[2] Paul Ardenne, “15e Bienale d’Architecture de Venise, quand advient la bonne volonté” in Archistrom no.79, julio-agosto 2016, pp.56-75.

[3] Henri Lefebvre, La Révolution Urbaine, Paris, Gallimard, 1970.

[4] David Harvey, Le Capitalisme contre le droit à la ville, Paris, Éditions Amsterdam, 2011.