Post date: julio 08, 2017 | Category: Décimo Quinta Edición Octubre 2015
ARTÍCULO
Resumen
La forma en que percibimos el espacio que habitamos o en el cual nos desarrollamos, se encuentra dotada de experiencias que cargan de significado la existencia de todo ser humano. Diseñar estos espacios, es pensar de forma integradora, es adentrarnos en la condición del hombre al habitar y en los componentes que constituyen estos espacios. Delimitar, configurar, organizar y ambientar, embellecer un espacio, pero sobre todo generar experiencias perceptivas a través de los sentidos, serán elementos y recursos que determinaran el valor y el significado de cada espacio para ser capaces de generar respuestas cognitivas en el actuar y en la memoria de quienes lo experimentan.
Palabras clave
Espacio interior, percepción, experiencia, sensorialidad.
En torno a la experiencia de nuestra propia existencia, la arquitectura y por lo tanto los espacios en los que nos desarrollamos día a día, enriquecen y estimulan simultáneamente todos nuestros sentidos, transforman nuestro transitar en verdaderos escenarios de vida, ligados a las diversas maneras de habitar, configurándolo y ornamentándolo, de acuerdo no solo a ciertas necesidades de uso, sino también, al gusto, cultura, tradición o estatus de las personas. Estos espacios nos permiten reconocernos e identificarnos, como un hecho de reconocimiento de nuestro propio ser, a través de la experiencia perceptiva, producto de la interpretación por medio de los sentidos. (PALLASMAA: 2006:11)
Definamos que, una experiencia es la manera en que adquirimos conocimiento, enmarca nuestro acontecer y vivencias, y es capaz de resultar trascendental para definir quiénes somos y se logra incitar nuestra postura o reacción ante ciertas circunstancias de la vida a través de la adquisición de este conocimiento. Esta experiencia es captada por medio de estímulos cerebrales impulsados por los sentidos. Por lo tanto, observar, tocar, escuchar, oler o probar, son resultado del estímulo de los sentidos y a esto se atribuye el termino percepción, como el reconocimiento o interpretación del cerebro a través de los sentidos.
Una vez definidos estos términos, entendemos que uno es el resultado de otro y viceversa, percibimos y después experimentamos o experimentando logramos percibir, más allá de esto, interesa comprender esta experimentación perceptiva, como un holismo de múltiples interacciones, capaces de ser llevadas como elementos de suma importancia a la hora de diseñar los espacios del hombre.
En base a las definiciones anteriores, resulta relevante tomar en cuenta, a la Gestalt[i], que fundamenta a partir de la comprensión de la percepción no reductible a la suma de las partes, sino como un isoformismo psiconeurológico de correspondencias emergentes a partir de la interacción con el espacio y el tiempo, donde los seres humanos percibimos a partir de elementos energéticos, entendidos como componentes que estimulan nuestros sentidos y este proceso mental, los organiza como elementos perceptuales tangibles, e identificables que estimulan la mente y el ser, para traducirlos en significantes de la propia existencia.
Es entonces que, comprender los componentes del espacio interior resulta sumamente interesante. El interiorismo llevado a la psicología, podría ser capaz de organizar la experiencia perceptiva en función de mejorar, la experiencia del espacio íntimo habitacional o incluso los espacios sociales y comerciales, persuadiendo de determinadas formas la actitud y reacción de quienes los experimentan, produciendo un verdadero habitar.
Figura 1. Habitación modular por Hisbalit en Casa Decor edición 2014 Madrid, España. Fuente: Leticia Jacqueline Robles Cuellar, Mayo 2014.
Aplicación de la percepción en el interiorismo
Para poder determinar los elementos o recursos de la percepción, dentro del espacio interior, es necesario, partir de un análisis empírico respecto a la correspondencia entre los sentidos, y la forma de conectar con ellos, por medio de la experimentación vivencial dentro del espacio. Automáticamente, podríamos concebir que la percepción de los interiores, dependerá en gran medida de quien o quienes la experimentan, esto aunado a sus experiencias y memorias atribuidas al recuerdo de lo vivido. Para ello los interioristas deberán ahondar en un profundo análisis de él, o los usuarios, si se tratara de una persona o un grupo social en concreto, familia, pareja, o en el caso de los espacios públicos o comerciales, realizar un estudio social, cultural, y/o mercadológico estratégico según sea el caso, para definir el target[ii] al que va dirigido, para así, reconocer los elementos que logren caracterizarlos o identificarlos, conectando directamente con el usuario y por lo tanto con sus sentidos provocando experiencias y memorias, en relación a modos de vida, involucrados en la generación de un proyecto de diseño de espacio interior.
Al iniciar el proceso de diseño de un interior, no se trata solo de distribuir los componentes del espacio, revistiendo los pisos o muros con algún acabado y colocar mobiliario y accesorios de moda pretendiendo que este espacio sea idealmente equilibrado y estético, sino que sobre todo, se trata de buscar la construcción de un habitar, el argumento de un espacio íntimamente ligado a la experiencia sensible de quienes lo experimentaran, el manejo consciente de expresiones y emociones, por medio de estos componentes, capaces de trascender y/o persuadir de determinada manera a quien lo va a recorrer y por lo tanto reconocer. A este termino de construcción del habitar nos refiere Heidegger (1994, p. 1,13) en su ensayo Construir, Habitar, Pensar.
“Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir. Éste, el construir, tiene a aquél, el habitar como meta (…) La esencia del construir es el dejar habitar. Solo si somos capaces de habitar podemos construir”.
Construir un escenario de la vida llevara en esencia, distinguir el habitar como ese acto sublime de conexión con el espacio por medio de las experiencias. Para ello supondremos entonces, una sensibilización ligada a los elementos perceptuales y su posterior dominio para el desarrollo de intencionalidades y su aplicación a los proyectos, como formas de construcción del habitar.
Identificación de elementos perceptuales como instrumentos de diseño
(HESSELGREN: 1984: 220) La experiencia del espacio el reconocimiento y afección sobre el mismo, dependerá del grado de aplicación de componentes espaciales capaces de transmitir experiencias perceptibles, concebidas por los recursos sensoriales y su trascendencia en la memoria de las personas.[iii]
La complejidad de la percepción espacial surge a partir del análisis de los recursos perceptivos aplicables en el diseño del espacio interior, los cuales serían: los recursos visuales, táctiles, auditivos, olfativos, añadiendo por último el elemento final, la traducción o reconocimiento por medio del efecto memorial.
La catalogación de los campos implícitos a cada recurso, se hace como una ejemplificación y no es de ninguna forma limitativa, de modo que se pretende entender los elementos sensoriales y su aplicación para así trabajar en ellos y hacerlos aplicables en el diseño.
Recursos visuales perceptivo
Trasmisible por medio de la vista, y perceptualmente sugerente en el diseño desde los principios básicos, como lo son; manejo de la forma y el espacio, orden, armonía, limites, escala, secuencia, etc. Ligándose directamente a todo tipo de criterios funcionales y estéticos. Es también reconocido y profundamente analizado en el ámbito de la psicología ambiental y social por medio del color y el manejo de la luz, ya sea natural o artificial y su implementación en los espacios, así mismo, el manejo de ambientes exterior vs interior, el vano y el macizo, el juego de la volumetría, el manejo de los materiales para representar ciertos fondos o intenciones implementado la textura visual, de tal forma que por medio de la percepción visual podemos entender una primera realidad visible, en este sentido Sirlin (2005, p. 62) nos dice:
“Estamos condicionados por nuestra simetría y las leyes físicas que nos rigen: la gravedad nos señala permanentemente el eje vertical y el horizontal; nuestra tridimensionalidad relaciona el avance de nuestro cuerpo en el espacio y nos da relaciones de profundidad. Objetos más distantes los vemos más pequeños pero “conocemos” su similitud y entonces decimos que son iguales, aun viéndose distintos. Nuestro “saber perceptivo” es por un lado genético y además cultural, dependiendo de nuestro medio y entorno”.
De esta forma, cuando nos relacionamos con el espacio durante un cierto tiempo, su visualización resulta de la integración de exploraciones sucesivas de orden aleatorio, es decir, de secuencias o reproducciones de ese escenario de la vida desde distintas perspectivas y horas del día, esto permite provocar estímulos o puntos de interés visual de efecto memorial y afectivo, que van ligados también a formas de ser y de ver el mundo en relación a nuestro contexto.
Sin duda el recurso visual perceptible, será catalogado como el principal elemento del diseño en todas sus variantes y es aplicable en todo tipo de espacios sin excepción.
Recursos táctiles perceptivos
La piel, es el órgano más grande de nuestro cuerpo, por lo cual la sensibilidad del ser humano en relación a lo que toca o simplemente percibe en cuanto al confort del ambiente, constituye una experiencia sensorial muy importante en el diseño de los espacios interiores, ya que hablamos de la capa tangible, por medio de la cual podemos generar ciertos efectos relacionados con las emociones ligadas a la comodidad o al confort. Elementos como la forma, la densidad y la textura, la solidez, suavidad, rugosidad, la temperatura de los materiales (si son cálidos o fríos), lo que es perceptible por medio del tacto.
Si pensamos en escenarios específicos de la vida cotidiana, directamente el contacto con el medio, nos genera una sensación táctil, por ejemplo el confort ligado a la suavidad y calidez de un dormitorio o por otro lado, unas oficinas de banco quizás directamente las podríamos relacionar con: solidez en sus formas y texturas, materiales fríos, iluminación blanca e incluso una climatización con aire acondicionado, que motiva indirectamente, a actuar con rapidez en el servicio y brindar seguridad, que aunque de primera instancia parecería un tanto subjetivo, la psicología ambiental en relación a estos espacios y las estrategias de marketing nos arrojarán, la traducción de este tipo de lenguajes perceptivos.
Recursos auditivos perceptivos
Este recurso, es fundamental ante la generación de estímulos no tangibles ni perceptibles ocularmente. El oído es desarrollado desde las primeras semanas de gestación del ser humano, lo que lo convierte en un importante promotor y estimulante de experiencias por medio de los sonidos. Si relacionamos su aplicación o manejo en espacios infantiles, la estimulación y conexión de los niños con su entorno, podría resultar un generador de efectos actitudinales ante ellos.
Este recurso es aplicable también a los espacios, como instrumento de diseño acústico, al proveer al espacio de efectos sonoros o por el contrario limitarlo o absorberlos, para disminuir su escucha o magnificarlos, tal es el caso de áreas de trabajo o de concentración como bibliotecas o por otra parte espacios de reproducción y ampliación de sonidos como salas de cine, teatros, etc.
Recursos olfativos perceptivos
El olfato es un sentido de percepción global de estímulo compuesto, esto quiere decir que prioriza respecto a olores naturales, de los artificiales, y otorga características olfativas de tipo negativas y positivas, de tal forma que lo podemos hacer aplicable en relación a olores y espacio físico. Dentro de estas características positivas y negativas, podremos referir, a aquellos aromas que son gratos al olfato y los que generan disgusto, estas características, son completamente aplicables como estrategias dentro del diseño del espacio. Un aroma positivo, podría asociarse a frescura en el ambiente y por lo tanto habría una tendencia sobre un olor natural y fresco, vinculado al ambiente y a la circulación de aire. Un ambiente negativo podría ser aquel que provoca disgusto o mal estar y pretenderíamos evitarlo generando flujos de viento cruzado.
Los aromas, influyen como una de las conexiones más sensibles con el ser humano, ya que por una parte, podrían ser una evocación al recuerdo de un espacio en una determinada situación o como estrategia mercadológica como podría ser un restaurante donde la percepción de un aroma agradable al gusto despertara una sensación de un buen comer o resultar apetecible, conectando con un recurso más que podría ser el gustativo. En este sentido, la atribución de aromas a los espacios, logrará persuadir de muchas formas una conexión con los usuarios.
Efecto memorial
La interacción constante entre el espacio, el hombre y por lo tanto sus sentidos, otorgan experiencias completas, conexiones sublimes que incluso Gaston Bachelard, supone e identifica como, una experiencia del ensueño.[iv] Un espacio arquitectónico que puede encuadrar, fortalecer y concentrar todos nuestros pensamientos, es así, que la trascendencia de la experiencia perceptiva del espacio, conduce al resultado a un efecto memorial, al recuerdo, a la evocación de lo ya acontecido, provocando añoranzas, nostalgias, alegrías, etcétera, es decir, emociones.
Cada experiencia conmovedora de la arquitectura es multisensorial; las cualidades del espacio, de la materia y de la escala se miden en partes iguales por el ojo, el oído, la nariz, la piel, la lengua, el esqueleto y el músculo. La arquitectura fortalece la experiencia existencial, el sentido de cada uno de ser-en-el-mundo, y esto constituye fundamentalmente una experiencia fortalecida del yo. (Pallasma, 2006, p.46)
La memoria y la percepción son complemento el uno del otro, son procesos cognitivos ligados a la sensación y la emoción, de tal forma que la percepción es el paso hacia el recuerdo, a la memoria. Es necesario sentir para percibir y por lo tanto recordar, en la medida en que experimentamos, la memoria procesa y almacena la información significante, detectada previamente por nuestros sentidos, de tal forma que el diseño del espacio interior, permitirá provocar no solo experiencias perceptivas sino también memorables.
Figura 2. Terraza de casa habitación. Fuente: Leticia Jacqueline Robles Cuellar.
El diseño del espacio interior, atribuye competencias de intenciones respecto a los sentidos y su estimulación, potencializando el éxito los espacios, en relación a las características de los personas que los experimentaran, requiere del establecimiento de estrategias didácticas y de experimentación, que permitan abarcar todos los elementos perceptuales y su repercusión como efecto memorial y psicológico. De tal forma que el espacio no se limita al elemento visual, la belleza del inmueble, la distinción de las formas por medio de los ojos, sino también a la presencia de elementos más complejos de ser aplicables en el diseño. Generar una propuesta de diseño es contribuir a la generación de experiencias perceptivas, un diseño experiencial que se funda en una única dimensión, creando así no solo espacios compositivamente funcionales y estéticos sino también la construcción de vivencias y sensaciones adecuadas para cada tipo de usuario y ambiente.
[i] Gestalt. Corriente psicológica que surge en Alemania a principios del siglo XX. Expone que la mente configura, a través de ciertas interpretaciones, los elementos que llegan a ella a través de los canales sensoriales es decir de los sentidos (la percepción) o de la memoria. “El todo es mayor que la suma de las partes” frase de la teoría de Gestalt.
[ii] Target. Persona, grupo social u objeto al cual va dirigida una determinada respuesta o acción.
[iii] Referido en S. Hesselgren, “Why colour order systems?”, Color Res. Appl. 9, 220-228 (1984).
[iv] Bachelard,G. (1982) La poética de la ensoñación, pág. 17.
Bibliografía
Bachelard, G. (1983) La poética de la ensoñación, Fondo de Cultura, Económica, Ciudad de México.
Bedolla, P. (2002) Diseño sensorial. Las nuevas pautas para la innovación, especialización y personalización del producto. Tesis de doctorado, Universidad Politécnica de Cataluña, España. Extraído el 12 Noviembre 2014. Recuperado de: http://www.tdx.cat/handle/10803/6826
Pallasmaa, J.(2006) Los ojos de la piel, la arquitectura y los sentidos. Editorial, Gustavo Gili, Barcelona.
Tanizaki, J. (2008) El elogio de la sombra. Biblioteca de Ensayo, Siruela. España.