El reto de la era tecnológica para el diseñador gráfico

Post date: junio 13, 2017 | Category: Décimo Quinta Edición Octubre 2015

COMUNICACIÓN DE AVANCES DE INVESTIGACIÓN

 

En la frase de McLuhan, “El medio es el mensaje”, McLuhan estaba reconociendo el poder de transformación de las tecnologías de comunicación, entendía también que los efectos de la tecnología no se dan solamente en el nivel de las opiniones o los conceptos sino que además alteran los patrones de percepción continuamente y sin resistencia. Hay varias investigaciones y textos actuales que confirman lo que McLuhan ya había identificado.

Derivado de las tecnologías actuales se puede vislumbrar lo que al parecer es una transición del sistema de conocimiento basado en el texto hacia otro que está apoyado mucho por mucho en la imagen, lo cual es posible debido a las nuevas tecnologías al alcance de prácticamente todo el mundo (celulares con cámara fotográfica y de video, ipad’s con aplicaciones para modificar o generar imágenes, cámaras fotográficas o de video fáciles de manejar y además a precios muy accesibles) Con lo anterior, resulta obvio que no sólo las nuevas generaciones vivan en la imagen sino cualquiera que tenga acceso a tecnología de este tipo, utilizamos imágenes más que nunca antes. Hoy todo mundo lleva un teléfono celular con el que puede tomar fotos, por lo que hoy, prácticamente todos hacemos imágenes, incluso hacemos imágenes de nosotros mismos (selfies), las modificamos a gusto y conveniencia. No olvidemos el sentido que tenía la fotografía para la mayoría de las personas hace tan sólo 20 años, justamente porque la tecnología fotográfica no estaba al alcance de la mano, se le consideraba un pasatiempo de lujo, caro en cuanto al equipo, materiales y reproducción, se le consideraba prácticamente un arte y no olvidemos cuál era el sentido de tomar fotografías ¿alguien pensó en capturar una imagen propia? Parece que muy pocos; el hecho de capturar una fotografía tenía un sentido muy distinto al que se tiene en la actualidad. Se fotografiaban personas, escenarios, podría decirse que cosas en las que valiera la pena invertir el gasto en la película fotográfica. En la actualidad, con las nuevas tecnologías tan a la mano no hay límites, tampoco censura, todo parecería susceptible de ser fotografiado se ha democratizado la experiencia fotográfica, un bello amanecer, un bebé dormido, una mariposa, los zapatos nuevos que me compré, la barriga que me cuelga, la comida que estoy por degustar. Hace 20 años, ¿quién pensaría en gastar película para fotografiar sus pies, las uñas decoradas o el envase de café que está por tomar? Por otro lado cualquiera puede tomar fotografías, se desvanece la idea del fotógrafo como artista pero al mismo tiempo le da oportunidad al ‘ciudadano de a pie’ de formar parte de ese mundo. ¡Esta transformación se da en solamente 20 años!

Por otro lado tenemos el internet y la accesibilidad gracias nuevamente a la tecnología. Así que tenemos acceso a los contenidos de la red y a su vez a la posibilidad de subirlos, ya no se requiere necesariamente de una computadora, ni siquiera una portátil, el acceso a la red se encuentra en nuestros propios bolsillos a través de un dispositivo móvil, lo cual parece proporcionar una sensación de instantaneidad e inmediatez que a su vez se traduce en una personalidad impaciente y tecnológicamente dependiente porque se desea y demanda una gratificación inmediata.

Hemos hablado de tecnología, pero ¿qué pasa con los contenidos? Es decir no cabe duda que la aparición de nuevas tecnologías (celulares, tabletas, cámaras, computadoras, etc.) han democratizado la experiencia visual (facebook, instagram, pinterest…) y audiovisual (vine, snapchat), esta democratización a sido posible gracias al internet donde tanto espectadores como actores tienen cabida por partes iguales. Tenemos entonces que ya no hay temas prohibidos, ya no sólo se ha borrado la frontera entre lo público y lo privado ( de hecho hay una exhibición casi impúdica de las pequeñas cotidianeidades: una taza de café, un paisaje, unos zapatos) sino también entre ser y estar. Lo esencial, ahora, parece ser siempre visible a los ojos.

De acuerdo con Michael Jay: “el culto a las imágenes podría interpretarse como la democratización de la experiencia visual, el descendimiento hasta la población general de aquellas oportunidades hasta entonces reservadas a la élite, la inclusión de “temas innobles” extraídos de la vida cotidiana y hasta entonces desdeñados por el canon de lo que debía reproducirse” (1993, p. 8).

Parece ser patente la naturaleza visual de la cultura actual. Junto a la difusión de imágenes que van de lo privado, lo lúdico a lo meramente exhibicionista, están también las imágenes que saturan al ahora llamado prosumidor, (ya que no sólo consume información sino que la produce y la difunde) aquellas burdamente manipuladas o incluso carentes de pudor. Esto es resultado de un mundo interconectado y donde la información cada vez más en formato imagen, en formato visual,  fluye libremente y que debido a esta libertad en su difusión y a su vez en su manipulación, producen ahora el contexto de la duda sobre lo que es verdadero o lo que es ficción. Vivimos en una época que concordaría con lo que decía Berkeley “Ser es ser percibido”. ¿Cómo comunicarse ahora con un auditorio que presenta estas características, un auditorio que ha dejado de ser pasivo, que construye, que difunde, que se informa? Un auditorio que además su percepción de los conceptos se modifica a la velocidad de los cambios tecnológicos. Definitivamente esta era de la alta tecnología significa un reto para el Diseño Gráfico, una era primada por el aspecto visual y por la tecnología. Aquel diseñador que apueste a que la tecnología vendrá a salvarlo de la sequía creativa estará a merced de la accesibilidad tecnológica, ya que tanto equipos como la manera en que se operan se vuelven cada vez más sencillos, que no dude ese diseñador que en un momento dado su principal competidor sea un adolescente o incluso un niño.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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