El triunfo de las ciudades

Post date: abril 01, 2016 | Category: Décima Tercera Edición Abril 2013

Reseña de libro

AUTOR: Dr. Antonio Salgado

El libro titulado “El triunfo de las ciudades. Cómo nuestra mejor creación nos hace más ricos, más inteligentes, más ecológicos, más sanos y más felices”[1] es la obra más reciente del estadounidense Edward Glaeser; en castellano fue publicada en el año de 2011 por Taurus. En él, el profesor de economía de la prestigiosa Universidad de Harvard afirma de manera categórica que

Existe el mito de que a pesar de que las ciudades aumentan la prosperidad, no por ello dejan de ser deprimentes. Sin embargo, en los países más urbanizados la gente dice ser más feliz. En los países donde más de la mitad es urbana, el 30% de la gente dice ser muy feliz y el 17% que no lo es demasiado o que no lo es en absoluto. En los países donde más de la mitad de la población es rural, el 25% de la gente dice ser muy feliz y el 22% que no lo es (p. 21).

Glaeser asegura que en todos los países, independientemente del nivel de ingresos o del nivel educativo de la población, la satisfacción existencial aumenta en proporción al porcentaje de población que vive en ciudades: la gente es más feliz en las ciudades que en el medio rural.

 

La tesis central de la obra de Glaeser se fundamenta en la apología manifiesta a la vida urbana, a contracorriente de los cada vez más numerosos partidarios de la vida en el campo, en contacto directo con la naturaleza. El profesor Glaesner no tiene empacho en aseverar que los ecologistas partidarios de la vida en las afueras de las ciudades se equivocan: los habitantes de los grandes centros urbanos son los verdaderos amigos del medio ambiente, no de las zonas periféricas. Para el autor, los amantes de la naturaleza que viven rodeados de árboles y hierba consumen mucha más energía que sus homólogos urbanos (p. 30).

En opinión de Edward Glaeser, el mismo Mahatma Gandhi se equivocaba al declarar que “la verdadera India no está en sus pocas ciudades, sino en sus setecientas mil aldeas, y que el desarrollo de la nación depende no de las ciudades, sino de las aldeas”. En la actualidad, según Glaesner, el desarrollo de la India depende casi por completo de sus ciudades. Al concentrar tanto talento en un mismo lugar (en este caso en sus importantes ciudades), se facilita la asimilación de ese talento tanto por los residentes locales como por los forasteros, permitiendo que entren en contacto fácilmente con el capital humano indio (p. 21). Es importante recordar a este propósito que la India cuenta con tres de las 10 ciudades más pobladas del planeta: Calculta en 8º lugar, con más de 15 y medio millones de habitantes; Bombay en 4º lugar, con un poco más de 20 millones de habitantes, y Delhi en 2º lugar mundial, con algo más de 22 millones de pobladores.

Según el autor, una vez que las ciudades en el mundo occidental han superado la era industrial, éstas son más prósperas, más saludables y más atractivas que nunca. Además, en los países más pobres del planeta, las ciudades crecen a ritmos impresionantes, pero esto no es más que el resultado de que los nuevos pobladores de esas áreas urbanas han encontrado el camino más corto para pasar de la pobreza extrema del medio rural a una prosperidad prometedora que les ofrecen los entornos urbanos.

Edward Glaeser en su obra intenta examinar lo que para él convierte a las ciudades en el mayor invento del ser humano. Las ciudades son para Glaeser esos entornos de ausencia de espacio físico entre las personas y las empresas; ellas representan la proximidad, la densidad de población y la intimidad; las ciudades permiten a sus pobladores trabajar y jugar juntos y, según el autor, fomentan la brillantez cooperativa de sus habitantes. Para Glaeser, la verdad central que hay detrás del éxito de la civilización y el motivo primordial por el que existen las ciudades es la fuerza que emana de la colaboración humana (p. 32).

A decir de Glaeser, algo que mayormente inspiró obra y sus reflexiones en torno a los beneficios de la ciudad fue “la sabiduría de la gran urbanista Jane Jacobs, que sabía que para ver el alma de una ciudad había que recorrer sus calles” (p. 26). En efecto, Jane Jacobs influyó en las décadas de los 60 y 70 el movimiento ambientalista sosteniendo que se podían minimizar los daños que causamos al medio ambiente agrupándonos en edificios muy altos y acudiendo al trabajo a pie[2].

Los ambientalistas tradicionales sostienen que la vida en contacto con la naturaleza es el ideal de una vida sana; a partir de esta idea muchas familias –sobre todo las más ricas- propiciaron la expansión de las ciudades al intentar acercar el campo a la ciudad. En efecto, los ricos lograron combinar la ciudad y el campo mediante la edificación de dos lugares de residencia: uno en el campo y otro lugar de vivienda en la ciudad. Sin embargo, muy poca gente puede mantener económicamente dos sitios de habitación.

Posteriormente y con la llegada masiva de gente a las ciudades, los suburbios comenzaron a ganar popularidad y el sueño verde permitió a más gente vivir en entornos dotados de bosques. La aparición de medios de trasporte más veloces y más baratos hizo posible vivir rodeado de árboles y trabajar en la ciudad. Además, el automóvil particular ganó popularidad y posibilitó a las personas trasladarse a los barrios residenciales a partir de sus lugares de trabajo, consumo, recreación y educación.

Pero el efecto nocivo del transporte público y el privado –principalmente este último- ha tenido un impacto jamás pensado sobre el medio ambiente. Glaeser menciona que en conjunto, los automóviles y las viviendas representan alrededor del 40% de la producción de carbono de una familia media y también alrededor del 40% del impacto medioambiental de los Estados Unidos de América (p. 285).

Como resultado del trabajo empírico que realizó Glaeser junto con algunos colegas, éstos identificaron que la familia estadounidense promedio que vive en entornos urbanos más densos consume en promedio 2,600 litros de gasolina al año, mientras que las familias que habitan entornos más alejados del centro de las urbes y por lo tanto menos densos consumen alrededor de 4,400 litros de gasolina al año. Estas familias recorren cientos de kilómetros para hacer las compras, salir a comer o recoger a sus hijos en las escuelas, mientras que las primeras pueden ir, por ejemplo, a comer caminando o recoger a los niños al mismo tiempo que hacen un poco de ejercicio.

Por ello, el autor afirma que si para reducir las emisiones se cambiaran las políticas de urbanización estadounidenses, habría más habitantes de ese país viviendo en entornos urbanos más densos y más urbanos (p. 290).

Como el mismo autor afirma, el tema central de este libro es que las ciudades multiplican las facultades de la humanidad. El mayor talento de nuestra especie consiste en la capacidad que tenemos de aprender de los demás, y aprendemos de forma más profunda y más a fondo cuando nos vemos cara a cara (p. 347). Así, las ciudades son capaces de hacer cosas que están muy por encima de las capacidades de un ser humano aislado: las ciudades facilitan la colaboración, sobre todo en lo referente a la producción conjunta de conocimiento, la creación más importante de la humanidad.

De igual manera, el autor defiende de manera impetuosa la ciudad densa, por encima de la ciudad dispersa. Los argumentos de Glaeser al respecto se fundamentan en la afirmación de que vivir en un medio de gran densidad y caminar mucho es mucho más respetuoso con el medio ambiente que vivir en un enclave residencial de baja densidad e ir en coche a todas partes. Los habitantes de los barrios residenciales consumen mucha más energía y emiten mucho más carbono que los habitantes de las urbes.

Edward Glaeser concluye su obra afirmando que nuestra cultura, nuestra prosperidad y nuestra libertad son, en última instancia, fruto de personas que viven, trabajan y piensan juntas, y ahí reside precisamente el triunfo supremo de la ciudad.

Estemos de acuerdo con los argumentos de Glaeser o no, su obra es ineludible cuando de analizar la multidimensionalidad y complejidad del fenómeno urbano actual se trate. La obra de Edward Glaeser es una aportación mayor al análisis urbano de hoy, a partir de una visión diferente y a la vez provocativa.

[1] El original en inglés se titula Triumph of the City. How Our Greatest Invention Makes Us Richer, Smarter, Greener, Healthier, and Happier, y fue publicado por primera vez en el año de 2011.

[2] Jacobs, Jane (1961), The Death and Life of Great American Cities, New York, Random House