El concepto de reciclaje en el contexto del patrimonio cultural edificado

Post date: junio 11, 2015 | Category: Décima Tercera Edición Abril 2013

Resumen:

Dentro de este ensayo se realiza una pequeña investigación en relación al concepto de reciclaje y su connotación dentro del patrimonio cultural edificado, visto desde la perspectiva que otorgan los temas del siglo XXI.

“Prudencia en el diseño de edificios y de barrios, en beneficio de la sostenibilidad de la especie, pero también en el beneficio de la flexibilidad: antes un teatro era un teatro y una fábrica una fábrica. Ahora es posible que esta fábrica acabe siendo teatro o centro cívico. Por tanto, no hay que “finalizar” tanto cada contenedor, cada edificio. Hay que darle un grado de libertad.”

Pasqual Maragall  

[1] (Rogers & Gumuchdjian, 2000)

Según la RAE reciclar es “someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar”, en

realidad el término ha tenido mucho auge desde la Conferencia de las Naciones Unidas  sobre el Desarrollo Sostenible donde se estableció los criterios que deben seguirse para poder tener un desarrollo sin comprometer el futuro de los recursos. En términos generales se le asocia a cuestiones ambientales, y su definición se encuentra en literatura ambiental y de manejo de residuos como:

Reciclado: la transformación de los residuos, dentro de un proceso de producción, para su fin inicial o para otros fines, incluido el compostaje y la biometanización, pero no la incineración con recuperación de energía.

El circulo de Moebius.

[2] Identifica la reutilización y el reciclaje de los materiales. Las flechas representan los tres estados del reciclaje (recogida, conversión en nuevo producto reciclado y embalaje). (Ferrando & Granero, 2007) 

Diversos organismos ambientalistas que promueven o gestionan el reciclaje lo definen como “…proceso que tiene por objeto la recuperación, de forma directa o indirecta, de los componentes que contienen los residuos urbanos” (Anon., 2012). Se destaca dentro del concepto que lo fundamental es que puedan recuperarse los componentes de desechos y sean tomados en cuenta como materias primas en la producción de un nuevo elemento (relacionado o no con el primer elemento del que fue desechado), respetando un ciclo sin fin que disminuya la producción de desechos y mitigue la explotación de recursos.

El símbolo que lo representa esta basado en la banda sin fin de moebius que no solo sintetiza formalmente el concepto del ciclo sin fin, si no que también hace alusión al proceso que debe seguirse para poder obtener un resultado óptimo, durante el dicho proceso debe de analizarse la recolección, transformación y nuevo uso pensando en la manera de aprovechar y optimizar cada componente  y cada parte del proceso.

Horacio Gnemmi realiza un glosario de términos en su libro “Puntos de vista sobre la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano” y lo define como:

Reciclaje: La palabra ciclaje viene del ciclo, que es un barbarismo. Ciclo es una serie de fases por las que pasa un fenómeno físico periódico hasta que se reproduce una fase anterior. Es también un período de tiempo o cierto número de años que, acabados, se vuelven a contar de nuevo.

El reciclaje es la operación dirigida a poner en condiciones a un testimonio arquitectónico-urbano para reiniciar un nuevo periodo de vida útil. No implica operaciones particulares a realizarse, las cuales en cada caso deberán especificarse.

Sin embargo Gnemmi hace alusión a su propia interpretación o percepción de la palabra reciclaje. Para él, referirse al reciclaje en un contexto arquitectónico significa “maquillaje, en prótesis, en una palabra, el empleo  de recursos efímeros aplicados a una cosa hecha con pretensión de eternidad…”. El prefiere llamarle re-uso arquitectónico haciendo énfasis en el especial cuidado que debe tenerse, especialmente ético, en relación a las acciones que se tomen durante el proceso de reacomodo de funciones en las edificaciones. Llama al respeto de aquellas formas de vida que dieron forma al espacio, con los materiales y conceptos derivados de sus culturas. En contraposición a lo que enuncia Gnemmi, y tomando en  cuenta que el reciclaje siempre implica un proceso de recuperación y adaptación a nuevo uso, la palabra re-uso solo remitiría a la acción de dejar de usar y después de un tiempo usar (sin ningún proceso para la adaptación). Inclusive James Marston (Marston, 1990), equipara el término reciclaje con re-uso adaptativo, así que reconoce el proceso complejo de la recuperación, adaptación y uso del patrimonio edificado complementando re-uso con término adaptativo.

El término “reciclaje” no es muy bien aceptado en algunos círculos de la arquitectura, como en la publicación “En torno al concepto de la reutilización arquitectónica” escrito por doctores de la UAM-Xochimilco que dice:

“Finalmente, la idea de reciclar deriva de la conservación del entorno natural y la ecología, a partir de la premisa del respeto hacia los ciclos naturales y procura en lo posible, insertarse de nuevo en ellos. El reciclaje se entiende como el sometimiento de “… un material usado, a un proceso para que se pueda volver a utilizar”. La reutilización entendida como reciclaje pondera el valor material de la fabrica de un inmueble, por lo que se centra especialmente en sus componentes constructivos”. (Soria, et al., 2007)

La práctica del reciclaje de los componentes de una edificación es tan antigua como la edificación misma, comprobándose en la forma en la que los Griegos y Romanos utilizaban partes de los templos en desuso como porciones de los materiales que constituían sus nuevas propuestas espaciales (Marston, 1990). Sin irnos lejos en las construcciones que se realizaron posteriores a la conquista de México, los españoles utilizaron las piedras labradas de los templos que destruyeron, mismas que se pueden apreciar, aun trabajadas con motivos prehispánicos, en los muros de varias de las casonas de los centros históricos de la ciudad de México, paradójicamente el patrimonio que destruyeron, hoy constituye un preciso tesoro de la ciudades históricas.

Por otro lado, hacen también la reflexión que el reciclaje de los edificios con motivos ambientalistas es una acción, que por definición, preserva el medio, ya que un edificio construido  al que se le puede tomar provecho de la mayor parte de sus componentes y que al mismo tiempo puede incluir estructuras contemporáneas que lo complementen daña menos el entorno, que una edificación nueva. Si tomamos en cuenta que cuando se definió en la conferencia General de las Naciones Unidas (1972) el “Patrimonio Mundial Cultural y Natural” se incluyeron los bienes culturales y naturales, la preocupación de la preservación involucra a las dos categorías y de los bienes naturales se deriva la que el hombre fabrica, no habría por que  no incluir terminologías de una en la otra, ya que el objetivo final es que ambas coexistan en armonía y se vea beneficiada  la humanidad. Lo cierto es que al hacer la distinción conceptual de la división entre los bienes naturales y culturales el hombre pierde el sentido de la íntima correlación que existe entre ambos, y es lo que ha acarreado el deterioro ambiental que acosa al planeta, mismo que amenaza los preciados bienes culturales, en un ciclo sin fin.

Una opinión más áspera sobre el término es la de Salvador Díaz-Berrio ya que lo toma como una iniciativa desembocada de creatividad en un monumento por parte del restaurador, cosa que esta mal visto ya que no se trata de recomponer el patrimonio:

“Un nuevo ciclo es difícil de admitir desde el punto de vista histórico, por implicar un retorno al mismo punto y por consiguiente una reconstrucción o una reconstitución del pasado lo cual es imposible. El nuevo ciclo, desde el punto de vista estético formal parece muy posible, siempre y cuando se trate de obras nuevas, pero no es posible cuando se trata de obras históricas…

Dicho con otras palabras, es fácil de entender el peligro potencial que representarían unos recicladores o autores de un nuevo ciclo en alguno o en varios de nuestros monumentos históricos. Aun aceptando y estimulado las capacidades de la creación o la creatividad – que podría llamarse mucho mejor y en forma mas simple y precisa composición- para lograr la integración equilibrada y armónica de los elementos nuevos con los antiguos o históricos, es necesario tomar en cuenta los peligros que el exceso de individualismo de ciertos creadores- ahora quizá recicladores– puede causar al patrimonio cultural.” (Díaz-Berrio , 2002)

Remata comentando que en materia de patrimonio es mejor cualquier otro término que reciclaje. Realiza también una reflexión acerca de la estructuración del patrimonio que no es de forma lineal, sino de espiral, y el llamarlo ciclo (reciclaje) lo refiere a una estructura estática que parte de un punto y regresa al mismo, es decir no empatan. En contraposición a esta opinión Aldo Rossi menciona que lo que realmente disfrutamos en la actualidad es de la forma de los edificios (estructura estática) ya que las funciones se pierden desde tiempo atrás (estructura cíclica), es decir el patrimonio cultural edificado es una combinación de la permanencia y cambio, cambios que se generan a través de procesos cíclicos.  (Rossi, 1982).

En esencia el patrimonio cultural  edificado está constituido en 2 partes: la estática que comprende la estructura, la forma exterior, los muros y su disposición, los cuales delimitan el espacio y otorgan el proceso de identificación del lugar; y el interior que es flexible y se va adaptando a las necesidades de habitabilidad que se van presentando en el transcurso del tiempo. Francisco de Gracia hace énfasis en que cualquier intervención dentro del espacio construido significa una alteración (el grado de alteración debe de ser justificado siempre que sea para “hacer más adecuada la vida del hombre” (De Gracia, 1992)), en la que se debe de ser muy cuidadoso con la forma de manejarla, ya que se puede llegar a una incoherencia del exterior con el interior, destaca que es importante el uso de una metodología para que las funciones interiores sean congruentes con la lectura del exterior y persista la armonía entre ambos elementos. No impone una metodología en especial ya que afirma que cada edificio, ya sea moderno o histórico, conlleva a una problemática específica que debe ser resuelta bajo condiciones singulares, como único es edificio (De Gracia, 1992). Este proceso que se enfatiza, se relaciona estrechamente con el proceso del primer ciclo, cuando el arquitecto proyecta, planea y construye el edificio y posteriormente cuando un nuevo arquitecto introduce nuevas funciones dentro de las formas previamente construidas, se le da una nueva vida, un nuevo ciclo al monumento, en esencia se recicla.

El poder asegurar la permanencia de patrimonio cultural edificado es un asunto complejo ya que la mejor forma

de lograrlo es  su integración a la vida contemporánea, reutilización lo llama Francoise Choay (Choay, 2007), destaca que es regresare al edificio su valor utilitario y advierte que el proceso es difícil y complejo y que sobre todo debe de tomarse en cuenta la apreciación del edificio por sus potenciales utilitarios.

Cesare Brandi en la “Teoría del restauro” retoma el tema del tiempo dentro de las “obras de arte” y las sitúa en 3 tiempos:

1.    El primer tiempo que se refiere a el momento en el que se esta concibiendo la obra, es el punto en donde el pensamiento del artista adquiere una forma dentro de la materia.

2.    El segundo tiempo inicia cuando el artista ha terminado la obra de arte y empieza a ser admirada o utilizada por el espectador.

3.    El tercer tiempo se refiere al presente, cuando el espectador adquiere conciencia del valor histórico de la obra, e intenta rescatarla del paso del tiempo. Brandi delimita en esta etapa la acción de la restauración.

Contemplamos dentro de esta teoría que también se suscita ese ciclo, ya que en términos del patrimonio cultural edificado, el tercer momento puede traducirse en el primero, con la salvedad de que el experto que se dedique a la restauración, rehabilitación, reutilización, reciclaje del espacio construido, clasificado como patrimonio de la humanidad, deberá incluir en su proceso creativo el respeto al valor histórico del espacio, haciéndolo conjugar con los factores que satisfagan las necesidades de habitabilidad del presente.

Graeme Aylward explica el fenómeno de la recuperación del espacio para fines utilitarios, su explicación es genérica a cualquier tipo de construcción, ya que desde los espacios históricos patrimoniales hasta las casas de interés social se ven sometidas a diferentes modificaciones dentro de su tiempo de vida. Menciona que el hombre y el ambiente se encuentran en un constante cambio, las estructuras organizacionales se mueven constantemente, todo este movimiento provoca inestabilidad en el hombre y busca estabilidad dentro del mismo ambiente, lo refleja en las construcciones con la que ha configurado las ciudades. El hecho de que existan ciertos elementos que no sufran cambios dentro del entorno le permiten percibir estabilidad, identidad. Estas son las dos fuerzas naturales del hombre que se contraponen y al mismo tiempo complementan, el cambio y la estabilidad. Menciona que podemos percibir dentro del cambio ciclos, “como las estaciones del año, la vida y muerte, de crecimiento y decadencia, de ascenso y caída, y de fluctuaciones de demandas  como continuos ciclos de cambio los cuales regresan a algún punto subjetivo de inicio.” (Markus, 1979) Aylward reconoce los ciclos dentro de la adaptación de los espacios, complementa esta idea reconociendo que no todos los cambios son buenos, que puede haber retrocesos, que se manifiestan en diferentes velocidades y que su duración, magnitud y continuidad serán variables por sus condicionantes y percibidas desde diferente ángulo por la relación que tengan las personas con el medio. Sin embargo dentro del texto y del mismo libro nunca se menciona la palabra reciclaje,  el artículo que escribe se llama “Conversión y rehabilitación. La naturaleza subjetiva del cambio y la estabilidad: un modelo y diseño de estrategia” (Markus, 1979).

Podemos mencionar dos corrientes arquitectónicas que manejan en su lenguaje el concepto de RECICLAJE:

1.    Aquellas ideologías que, en busca de la preservación del medio ambiente, proyectan edificios nuevos tomando en cuenta aspectos como la ubicación del terreno, los sistemas constructivos, la forma de la construcción, el aprovechamiento de los recursos naturales no renovables como fuentes de energía para el mismo consumo del edificio, la orientación y la procedencia de los materiales o la reutilización de materiales que pueden llamarse desechos de otras edificaciones o de cualquier índole como los desechos urbanos,  industriales, etc. acción que minimiza los costos en material y mano de obra,. Podemos citar diversos despachos que promueven sus servicios como: Arquitectura sostenible[3], Rogers & Partners[4], Wilkinson Eyre Architecs[5], Arq. Luis de Garrido[6],  y Héctor Galván[7] entre otros

2.    Aquellas ideologías que en pro de la conservación del patrimonio cultural edificado plantean el someter a una edificación a un proceso de intervención donde la conjugación del espacio construido con la adaptación a las necesidades del presente sean los conceptos rectores. También encontraremos, dentro del segundo tipo de ideologías, a los especialistas que les disgusta llamarle “reciclaje” y utilizan terminología como conversión, rehabilitación, re-uso, remodelación, reutilización, renovación, entre otros. Sin embargo todos se refieren al proceso cíclico  de análisis, recuperación y adaptación del patrimonio cultural edificado como parte de su proceso en la inclusión de éste a la vida cotidiana.

En resumen, el término reciclaje tiene su origen en el ámbito de la conservación del medio ambiente, el medio ambiente es “el conjunto de circunstancias exteriores a un ser vivo” (RAE, 2012) esto incluye a su medio natural y artificial, ambos se relacionan estrechamente porque uno esta generado por y en  el otro.  El patrimonio cultural edificado conforma ahora un ambiente para el hombre que debe de ser conservado, acción que, al mismo tiempo, preservará el medio natural. La palabra reciclaje hace alusión al ciclo de recuperación, transformación y nuevo uso de elementos culturales, que debe de repetirse las veces que sea necesaria con el objetivo de garantizar recursos a las generaciones futuras. Es importante destacar que ese ciclo debe de conducirse en un proceso bien estudiado que asegure el óptimo aprovechamiento de los componentes a reciclar.

El reciclaje dentro del contexto del patrimonio cultural edificado, se refiere a la acción de reintegrar el patrimonio edificado a su valor utilitario por medio de un proceso o metodología que permita la lectura continua de las formas históricas y la integración de funciones nuevas asegurando así su presencia dentro de un contexto social actual. El reciclaje hace alusión a los ciclos que conlleva su reintegración utilitaria, ya que ha sido sometido a un proceso metodológico en el momento de su concepción, integrando sus condicionantes contextuales y funcionales, mismo ciclo que se repetirá al momento de actualizar sus funciones, tomando en cuenta que uno de sus factores contextuales es el ser  prueba de una cultura pasada. Debe de tomarse en cuenta que las edificaciones al ser concebidas adquieren una forma que está íntimamente ligada a las funciones requeridas, al ser reciclado un edificio, las formas correspondientes al patrimonio deben de mezclarse eficiente y armónicamente a las funciones. El reciclador  debe de adoptar una postura de solución de problemáticas multidimensionales, dejar de lado su vena artística que le lleva a querer recomponer todo y recurrir más  a su capacidad de poder ver el proyecto de una forma integral priorizando las dos condicionantes más importantes: la preservación del patrimonio cultural edificado y su reintegración a la dinámica social.

 

Bibliography

Biodegradable.com.mx. (2012). Recuperado el 04 de Septiembre de 2012, de http://www.biodegradable.com.mx/que_es_reciclar.html

Choay, F. (2007). Alegoría del patrimonio (2° ed.). (M. B. Suazo, Trad.) Barcelona, España: Gustavo Gilli.

De Gracia, F. (1992). Construir en lo construido (3° ed.). Hondarribia, España: Nerea.

Díaz-Berrio , S. F. (Otoño de 2002). Terminología en materia de conservación del patrimonio cultural. (UAM, Ed.) Diseño y sociedad, Revista Internacional de Investigación Cientifica Sobre los Campos del Diseño, pág. 8.

Economía, S. d. (2010). Mexico emprende. Recuperado el 08 de septiembre de 2012, de Secretaria de Economía: http://www.economia.gob.mx/mexico-emprende/notas-relevantes/7546-fonaes-destinara-500-mdp-para-mipymes-de-mujeres-emprendedoras

Ferrando , M. S., & Granero, J. C. (2007). Gestión y minimización de residuos (1 ed.). Madrid, España: Fundación confemetal.

Markus, T. A. (1979). Building conversion and rehabilitation (1 ed.). London, Kingsway, England: The Butterworth group.

Marston, J. F. (1990). Historic Preservation, curatorial managment of the built wrold (4th ed.). Virginia: MacGraw-Hill, .

RAE. (2012). Diccionario de la lengua española. Recuperado el 15 de Septiembre de 2012, de www.rae.es

Rogers, R., & Gumuchdjian, P. (2000). Ciudades para un pequeño planeta (1° ed.). (M. Izquierdo, & C. Saenz de Valicourt, Trads.) Londres, UK: Gustavo Gilli.

Rossi, A. (1982). La arquitectua de la ciudad (2nd ed.). Barcelona, Italia: Gustavo Gilli.

Soria, J. L., Meraz, L. Q., & Guerrero, L. (2007). Portal de revistas científicas y arbitradas de la UNAM. Recuperado el 04 de Septiembre de 2012, de http://www.revistas.unam.mx/index.php/bitacora/article/view/26228

 

[1]Exgobernador de Barcelona (1982-1997), escribió el Prólogo de la edición en español del libro “Ciudades para un pequeño planeta”.

[2] Ver esquema reciclaje.

[3] http://www.arquitecturasostenible.com.mx/principal.php

[4] http://www.rsh-p.com/rshp_home

[5] http://www.wilkinsoneyre.com/

[6] http://www.arq.com.mx/noticias/Detalles/10143.html#.UG9-yphmLg8

[7] http://www.omelette.com.mx/