Post date: octubre 21, 2015 | Category: Tercera Edicion Mayo 2007
“Cuando Marco Polo en Java ve unos rinocerontes está ante un fenómeno desconocido para él. Se trata de animales que jamás ha visto, pero, por analogía con otros animales conocidos distingue el cuerpo, las cuatro patas y el cuerno. Como su cultura ponía a su disposición la noción de unicornio, precisamente como un cuadrúpedo con un cuerno en el hocico, Marco Polo designa a esos animales como unicornios” (Eco, 1997. p.69).
“Ante el fenómeno desconocido, a menudo se reacciona por aproximación; se busca ese recorte de contenido, ya presente en nuestra enciclopedia, que de alguna manera consigna dar razón del hecho nuevo” (Eco, 1997. p.69)..
Este ejemplo nos permite acercarnos al fenómeno de construcción de categorías que se habilita a partir de un esquema mental, que se elaboran en el individuo a partir de la experiencia, pero muchas veces estas experiencias no provienen de la realidad como tal, sino de construcciones por medio de relatos o ilustraciones que nos refieren a un fenómeno existente.
En el ejemplo mencionado la experiencia cultural de Marco Polo no pudo haberse remitido al conocimiento de un animal real si no más bien mitológico, que proviene de ilustraciones conformadas por un mito a partir de la fantasía de su creador y que de igual manera pasan a formar parte de una enciclopedia que nos permite reconstruir la realidad.
Por razones obvias, en este trabajo no abordaré de manera extensa el fenómeno de categorización, exponiendo nada más que en “el estudio de la categorización puede involucrar la percepción o la conceptualización y consideraremos que estas dos facultades cognitivas no solamente están íntimamente relacionadas con la categorización sino que la determinan en gran medida. Así, en una primera aproximación dichas facultades nos permiten entender la categorización en términos perceptivos o conceptuales o ambas, es decir, a través de criterios sensibles, de criterios inteligibles” (Juan C. González, 2006. p.13).
Otro ejemplo muy conocido lo podemos encontrar en las ilustraciones médicas de anatomía humana de Leonardo Da Vinci que cometió un error al ilustrar el corazón el cual no pudo haberlo visto así y se confió apelando a un esquema ya ilustrado por Galeno que había cometido este error.
En ambos casos tanto Marco Polo como Da Vinci respondieron a esquemas que existían en su enciclopedia construidos a partir de ilustraciones, dejándonos ver que la ilustración ocupa un lugar muy importante y es responsable en la construcción del conocimiento.
La categorización es un fenómeno que no nada más parte de la realidad empírica, sino, a partir de conceptos materializados en forma de imágenes que nos llevan más allá del conocimiento inmediato de los objetos a través de los sentidos, ilustrar es dar luz al entendimiento y en este ejercicio la ilustración nos conduce por conocimientos obtenidos a través del escrutinio minucioso, de la disección, la separación, la descomposición en elementos más simples del fenómeno para reconfigurarlos en un conocimiento laminar.
En la construcción de la ilustración podemos encontrar varios estatutos de la imagen desde la perspectiva Peirciana; el icono, el index y el símbolo. Sobre estos estatutos ha corrido mucha tinta lo cual daremos una aproximación de ellos en el presente trabajo.
El icono es una relación de semejanza entre el referente y su objeto entendida semejanza como una relación de cualidades y no de parecido. “En el acto de establecer estas relaciones se dan tres fenómenos, la transformación, la cotipia y la especificidad del tipo” (Klinkenberg, 2003).
El icono ante todo es un signo visual para este trabajo y es necesario aclarar que este es un hecho pragmático por lo que su construcción responde a un hecho cultural.
Cuando nos referimos a una transformación está implícito que en el paso del objeto a su referente hay siempre ya una pérdida, aquí hemos aplicado ya una transformación bastante evidente de lo tridimensional a lo bidimensional, otra puede ser lo cromático, el sustrato, y así sucesivamente hasta dejarla en las condiciones necesarias y suficientes para ser reconocida como tal objeto, y llegar a otros estatutos de la imagen por medio de niveles de abstracción que llegarán a diagramas, metáforas, complementándola en ocasiones con isomorfismos.
Un icono, será hasta aquí un signo que en alguna medida es como la cosa que representa pero que en el ejercicio de ilustrar intervienen muchas transformaciones para poder dar claridad y dilucidar el fenómeno en cuestión, por lo que vamos a entender que la ilustración se aleja un poco del signo natural y cruza las fronteras hacia lo convencional, el responsable en gran medida de estas transformaciones es el isomorfismo y lo definiremos de esta manera: Concepto gracias al cual podemos establecer equivalencias entre objetos y estructuras diferentes entre sus significados específicos
Por nombrar un ejemplo que ilustre lo anterior no es extraño que las ilustraciones anatómicas que muestran el flujo sanguíneo que recorre nuestro cuerpo se hayan creado isomorfismos que nos muestra relaciones cromáticas con el conocimiento de los fluidos mostrando las arterias en azul por tratarse de sangre oxigenada y las venas en rojo por tratarse de sangre pobre en oxígeno, así vemos que es icónico por mostrarnos una semejanza con el cuerpo humano pero que intervienen isomorfismos que establecen relaciones convencionales entre lo que vemos en la ilustración y el conocimiento que tenemos acerca del fenómeno.
La noción de cotipia se encuentra encerrada en la noción de estímulo a estímulo como en las de objeto- objeto… lo que hace una entidad visual un signo es una situación basada en un hecho pragmático: hace falta que los dos elementos en cotipia sean considerados equivalentes uno del otro y no como dos muestrarios distintos de la misma categoría (Klinkenberg, 2003).
La cotipia es esa facultad que me permite dar un estatuto a un objeto del mundo como símbolo o no, dependiendo de este hecho pragmático/cultural que me habilita entender el entorno
La especificidad del tipo icónico
“Sí se puede producir el ícono de una categoría es porque esta corresponde a una gestalt o más específicamente porque los miembros de una categoría son percibidos como pertenecientes al mismo as de rasgos discriminatorios” (Klinkenberg, 2003).
Para que un fenómeno visual pueda ser remitido a una categoría es necesario que presente los rasgos prototípicos pertinentes a esta.
Así de esta manera, el icono es un signo que se refiere al objeto que actúa como motivador y lleva a cabo una construcción que nos remite al objeto que refiere, pero esta construcción está articulada a partir de conocimientos que no se quedan en la superficie de tal objeto sino que apela a un conocimiento más amplio dado por la conceptualización.
Otro signo muy frecuente en la ilustración es el index del cual podemos decir que guarda cierta conexión física con el objeto que indica y desde la perspectiva de Peirce el index se pone no en lugar del referente sino del interpretante un ejemplo concreto en la medicina es el termómetro en el que el signo es una lectura que se da mediante el mercurio por contacto físico.
Uno de estos signos indexicales que nos refiere a un fenómeno pero que no nos lo muestra de manera física sino indicándonoslo de otra manera (barras, polígonos, histogramas, etc.) nos remite a este fenómeno de manera indirecta. Y así como el termómetro marca la temperatura en el cuerpo, las barras nos muestran el comportamiento de la economía o fenómenos que se dejan ver a través de estadísticas pero que se visualizan mediante este recurso.
En este tipo de signo, la relación causal se haya marcada por una vinculación de tipo convencional y esta relación se establece mucho en un campo de significación para que logre su efecto comunicativo.
Un símbolo es para Peirce “un Representamen cuyo carácter representativo consiste precisamente en que él es una regla que determina a su interpretante. Así los símbolos se caracterizan por representar una relación arbitraria entre el signo y el objeto nombrado. Tal relación se define por una ley” (Lizarazo, 2004).
En la ilustración y sobre todo en áreas muy técnicas, es más frecuente encontrar símbolos que responden a campos de significación muy específicos; es así, como en la cartografía se manejan códigos sígnicos que requieren de ser aprendidos para poder establecer relaciones entre diferentes códigos que facilitan su uso.
Hasta aquí hemos tratado de definir de manera separada cada uno de estos tipos de signos pero es posible encontrarlos mezclados complementándose unos a otros para establecer relaciones más claras e inteligibles.
Ahora mostraremos otro recurso de expresión que es el diagrama y la metáfora a los que Peirce denomina como hipoiconos que admiten el carácter no natural del ícono, así, los diagramas no reproducen los aspectos visibles del objeto, sino las relaciones de sus respectivas partes entre sí y la metáfora que establece un paralelismo genérico. Así el diagrama se conoce como un icono indéxico el cual es una proyección espacial de las relaciones de las partes del objeto en cuestión, según alguna analogía. Y la metáfora es una relación entre dos campos de significación pero que se le buscan relaciones entre ambos. Es así como las representaciones tanto icónicas como indéxicas establecen relaciones entre las formas del pensamiento y las representaciones gráficas.
Las representaciones gráficas a este nivel son mostradas con un mayor distanciamiento del objeto para dar paso a representaciones que ilustran conocimientos a cerca del objeto y que se relacionan más con la conceptualización que con la apariencia en primera instancia a lo que se nos muestra en la superficie.
Cuando Marco Polo tuvo ante su percepción el rinoceronte, es decir puso en juego sus capacidades fundamentales que lo mantenían en contacto cognitivo con el mundo, entraron en juego todas las cualidades tanto cognitivas como perceptivas y es posible que lo que le haya hecho emitir un juicio acerca del rinoceronte como un unicornio fue el esquema que tenía precisamente del segundo. Desde la perspectiva Kantiana el esquema desempeña el papel de miembro intermedio que liga los conceptos del entendimiento (categorías) a los cambiantes fenómenos de la sensibilidad y posibilita la aplicación de las categorías a lo sensiblemente dado, es ese recorte de contenido al que Umberto Eco se refiere y que la percepción busca encajar para poder categorizar y dar razón a nuestra realidad.
El hombre ha intentado dar razón de lo que ve a través de la imagen y esta a medida que el hombre evoluciona adquiere mayor relevancia, las ciencias así como el entorno humano cada vez están más mediatizados y es la imagen la que en mayor medida hace sentir su presencia; así, de esta manera la ilustración va sufriendo modificaciones y se van anexando a ella otras formas de expresar la realidad procedentes de nuevas formas de producir imagen, un ejemplo claro de esto es la medicina, la cual depende cada vez más de las imágenes para hacer diagnóstico.
El Diseño a través de la ilustración no pretende otra cosa sino que la transmisión de un conocimiento de forma óptima, funcional y clara; estos procesos de transmisión de conocimientos son conocidos como didácticos, mismos que contribuyen a un mejor entendimiento y uso de los conocimientos de forma clara e inteligible, creando un entorno más humanista que en la correlación social contribuye a tener una sociedad cada vez mejor.
BIBLIOGRAFÍA
Eco Umberto, Kant y el ornitorrinco
Lumen, Barcelona 1997
Eco Umberto, Los límites de la interpretación
Lumen, Barcelona 1998
González C. Juan, Cognición, Percepción, Categorización, Conceptualización
Siglo XXI, 2006
Klinkerberg Jean-Marie, Claves cognitivas para una solución al problema del iconismo
Designis 4, Buenos Aires 2003
Lizarazo Arias Diego, La fruición fílmica estética y semiótica de la interpretación cinematográfica
Universidad Autónoma Metropolitana (Unidad Xochimilco), 2004
Maturana R. Humberto, La realidad ¿Objetiva o construida? Fundamentos biológicos de la realidad
Anthropos editorial, Universidad Iberoamericana, ITESO, 1995