Post date: enero 17, 2017 | Category: Séptima Edicion Agosto 2009
La creatividad en el trabajo plástico la considero como reflejo de lo que es el artista como persona, y por ello, en su obra interviene su personalidad, sus intenciones, motivación, la acción de comunicar algo y una necesidad interna de expresar ideas y de expresión personal. Creo también que, de manera general, las personas comunican lo que son de acuerdo a sus propios rostros, sus gestos, actitudes, maneras de vestir, caminar, lo que comen, toman y como lo hacen, sus habitaciones, lo que dicen, sienten, entre otras cosas.
Existe un enunciado en un espectacular que anuncia botellas de agua (Smart Water) en Times Square y que dice: I love the reflection on water. (but what I drink is a reflection on me). En arte y en cualquier ámbito se aplica el mismo principio: las cosas como reflejo de uno mismo. Los gustos, las preferencias, las ideas, nuestras acciones, pensamientos, creencias los reflejamos de manera cotidiana.
La personalidad o mente nos gobierna y se manifiesta por acciones. Algunos componentes de la personalidad son experiencias pasadas, imágenes, emociones, sentimientos, educación, cultura, sexo, edad, lugar geográfico, clima, tecnología, y se manifiesta ya sea de manera consciente o inconsciente. Esas características nos distinguen de los demás. La personalidad siempre es cambiante, nunca es estática.
Cuando pintamos o nos expresamos plásticamente, en la obra producida, se incluyen las ideas, las experiencias plásticas que incorporan en el acto creativo el uso de materiales e instrumentos de trabajo y destrezas. Así mismo la obra contiene todas las informaciones, conocimientos, recuerdos, sentimientos, necesidades, afectos, emociones. Son muchas cosas. La producción artística es resultado de todo aquello que compone al artista, un ser humano que se expresa por medio de formas, colores, gestos, facturas.
Así cada artista se expresa de acuerdo a su propia personalidad, a sus necesidades de comunicación y talentos. Así puede ser que el artista sea de manera general y sin complicarnos la vida: figurativo o abstracto.
Experiencias personales
La expresión abstracta es de mi preferencia aunque disfruto enormemente lo figurativo en todos sus estilos, épocas, escuelas y tendencias. Puedo gozar una pintura de Caravaggio o una de Rembrandt, como también una escultura de Richard Serra, una araña de Louise Bourgeois o una pintura de De Kooning. También puedo disfrutar una sinfonía de Beethoven o el Cuarteto para cuerdas y cuatro helicópteros de Stockhausen. También puedo disfrutar la danza clásica o contemporánea de Louise Falco o una coreografía de Michael Foley. Entender y sentir lo abstracto no es problema para mí.
Hay quienes piensan que pintar abstracto es cosa fácil pero no es así. Quien no ha pintado abstracto puede equivocarse con tales juicios ya que no es tan fácil como parece y para saberlo hay que intentarlo.
En lo personal, prefiero expresarme por medio de la técnica de los pasteles pero también me gusta utilizar la pintura acrílica sobre lienzo. En este escrito me enfocaré a la manera en que trabajo los acrílicos.
Ejemplo de proceso creativo
Antes de iniciar el trabajo se pensaría que primero se debe de tener una idea o un concepto, o tal vez un tema en especial. En ocasiones puede surgir un concepto de algo que me ha impresionado o elegir un tema que me interese y guste desarrollar. Así con concepto puedo iniciar y ejecutar un pequeño esbozo con lápiz sobre el papel, pero en realidad no siempre trabajo de esta manera. Muchas de las veces trabajo sin pensar en algo concreto. Cabe mencionar que para pintar algo es porque ya tengo una especie de carga emocional que necesito expresar, una necesidad inexplicable de vivencias, experiencias que se han venido acumulando durante cierto tiempo y que necesitan de una salida. Como ejemplo de proceso creativo puedo explicar la manera en que desarrollé un conjunto de cuatro obras que forman primordialmente un tríptico y al mismo se le agrega una cuarta pintura para formar un cuadríptico. La idea inicial es que las cuatro obras pueden mostrarse en conjunto o de manera independiente. Normalmente se piensa en un tríptico como una expresión con continuidad pero también es cierto que no siempre las obras plásticas tienen que ser como se supone deberían de ser.
Para empezar a trabajar preparo los bastidores con tela y les aplico una base blanca. Teniendo los cuatro soportes, los coloco juntos en el piso. En este ejemplo que explico y muestro, en realidad no sé que hacer antes de trabajar. No tengo una idea previa pero tengo la idea clara y determinante que cualquier cosa que resulte de mi trabajo tendrá que ser estética y de cierta calidad. De esta manera me concentro, me lleno de una cierta voluntad de trabajo y una carga energética que necesitaré durante el proceso. También pienso que tengo que terminar los cuatro cuadros en ese mismo día, lo que implica velocidad, energía, secado rápido y sé que el trabajo deberá tener una calidad final. También pienso que estéticamente deberá resultar agradable o interesante. Así para iniciar aplico una pasta texturizante con arena, uso las manos. Así voy cubriendo las superficies de los cuadros sin forma alguna. Simplemente aplicando la pasta. Los sobrantes que tengo en los dedos los vuelvo a aplicar sobre los lienzos. Ya aplicada la textura, trato de que quede burda en ciertas zonas y en otras no. También, con algún objeto (un desarmador) rayo en algunas partes la superficie (figura 1).
Figura 1
Ya seca la superficie de los lienzos, acomodo botes de pintura vinílica frente a los lienzos, destapo los botes y elijo cual será el color predominante en los tres primeros. Así selecciono el color amarillo y blanco, los cuales comienzo a aplicar indistintamente sobre la superficie pero cada uno con cierta dirección. El cuarto lienzo se realizará de manera diferente y en el mismo coloco pintura roja, verde, blanca y las revuelvo con los dedos sin dejar que ciertas partes se vean bien aplicadas y por la combinación de colores en el cuarto cuadro se dan ciertos rosas (ilustración 2).
Figura 2
Una vez realizado, a simple vista todo queda horrible, informe, batido. El siguiente paso será arreglar lo burdo de las aplicaciones combinando los colores en fresco con brochas, matizándolos, aplicándoles ciertas direcciones. Ya que quedan los fondos más suaves, más amables, aplico el dibujo. El dibujo lo realizo con vinílica negra.
Cuando veo el proceso en esta serie, es cuando advierto la impresión que me ha causado ver recientemente y de manera real obras de Jacson Pollock, Lucio Fontana y Antoni Tápies. Inspirado un poco en la técnica del expresionista abstracto Jackson Pollock, pinto sin tocar con los pinceles o brocha la superficie. El negro contrasta muy bien con el amarillo y blanco. Así de repente sale el recuerdo de una silla de Anthony Tápies (figura 3) y lo aplico en mi lienzo (figura 4).
Figura 3 Anthony Tápies
Figura 4 (Silla)
A otra pintura se le dibuja una ventana (sin recuerdos ni referencias) y de la ventana surge la idea de un insecto, el tercer cuadro tiene como dibujo un rayo y recuerdo el pasaje de la Biblia “Y bajo la acción del Espíritu Santo las ‘lenguas de fuego’ se convirtieron en palabra en los labios de los Apóstoles”. Y después del rayo cae una lengua de fuego negra. Un rayo negro y una lengua de fuego negra. Esto parece extraño pero así es, en la pintura puede hacerse casi cualquier cosa incluyendo irrealidades o incoherencias. Ya realizados el fondo y el dibujo, se aplican ciertos escurridos en blanco (figuras 5 y 6).
Figura 5 (Insecto)
Figura 6 (Lengua de fuego)
El cuarto cuadro deberá de contrastar con los otros tres. Ya tiene como fondo otros colores y pensando en el negro ya utilizado en las otras pinturas, decido aplicarlo en primer plano y los colores más intensos (rojo, verde, blanco, rosas) en el fondo. Escojo la mejor parte de la mezcla de colores y decido que el peso quede en la parte inferior, y así, ahora con la aplicación del pincel marco los límites de lo negro. Si los límites tienen calidad, el cuadro tendrá calidad. El cuadro representa una fogata en la noche y se debe a que varios domingos en la noche prendía una fogata para disfrutar y relajarnos en familia. El trabajo es inconsciente pero refleja la experiencia (figura 7).
Figura 7 (Fogata)
Así, en el punto de acercamiento a lo que sería el cuadro final, se tapan incorrecciones, se dibujan ciertas partes, se aplica una cierta limpieza con los colores y se marcan o no los rayones de textura. Este proceso final requiere de mucha observación. Se requiere que observe todo en conjunto, en detalle, cuadro por cuadro y también es necesario ciertos descansos dejando de observar los cuadros. Hay que cambiar de lugar para evitar verlos. Realizadas las obras, ya puedo observar las pinturas de “golpe” y así notar errores e imperfecciones para corregirlos.
El trabajo, aparentemente parece sencillo pero es agotador. Es un cansancio físico como e intelectual y queda una satisfacción difícil de describir. Para terminar quisiera agregar unas palabras de Octavio Paz en un Texto sobre Juan Soriano:
“El lenguaje de la pintura, como todo lenguaje artístico, es intraducible” nos dice Octavio Paz.
La obra expuesta
Detalle de la obra expuesta
Proceso Creativo Plástico
Un ejemplo personal
MEFD Jorge Luis García Fabela.
Maestro del Departamento de Diseño de la UG
CA Educación y Creatividad para las Artes y el Diseño
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