Post date: julio 08, 2017 | Category: Novena Edición Mayo 2010
Introducción.
El proyecto de esta investigación tiene como origen la reflexión sobre una serie de ideas a propósito del reconocimiento de la Arquitectura vernácula y popular como contenedor de la vida cotidiana. Este concepto, de reciente incorporación en los estudios sociológicos, ha permitido una nueva lectura de la Historia en la que lo cotidiano es ahora una parte indispensable para la comprensión de los hechos sociales, incluido el cuestionado fenómeno de la formación de identidades. En este sentido, se considera necesario que el Arte pueda ser explicado y comprendido desde la misma perspectiva de las historias locales y la cotidianeidad, por lo que se ve como necesario abordar esa formación de identidades, sus confrontaciones y sus resultados en las expresiones artísticas populares. Todo esto en un contexto de globalización acelerada en el ámbito mexicano, caracterizado por migraciones, intercambios culturales y otros condicionamientos.
Entre las motivaciones que llevan a abordar este problema se encuentran principalmente el trabajo teórico realizado a través de varios años de reflexión sobre esta materia, las experiencias de intervención sobre el patrimonio cultural, la meditación sobre los procesos de creación actuales, ligados a las nociones de “lo mexicano”, de la identidad local, de las identidades nacionales en México y de la semiótica del objeto arquitectónico. Igualmente ha sido un impulso en la formación del proyecto, la preocupación al constatar cómo la creación artística popular mexicana en general, y en la arquitectura en particular, se torna progresivamente en una actividad puramente mecánica, para la que no parecen ser necesarias reflexiones históricas o teóricas.
Es objetivo principal de este proyecto explicar la expresión artística en la arquitectura popular contemporánea y sus nuevos modelos para el diseño, desde los que se pretende atraer hacia la propia identidad modelos extranjeros que implican símbolos de poder, de riqueza, de “plenitud”, de machismo, entre otros. Estos símbolos, que se manifiestan físicamente, provocan un choque con maneras tradicionales de comunicar los mismos mensajes y una confrontación con el patrimonio de la ciudad (símbolos urbanos, traza y perfiles) que implica formas específicas de entender el espacio urbano, ocasionando una transformación formal hacia un lenguaje congruente con la cultura social.
Al plantear desde la perspectiva de un arquitecto la confrontación de identidades se pretende reconstruir el argumento de la continuidad de un sentimiento de identidad a partir de los nuevos diseños arquitectónicos.
El acercamiento esencialmente transdisciplinar que se impone a partir de la selección del tema de investigación lleva a considerar diferentes enfoques teóricos, principalmente derivados de las ciencias sociales y de la arquitectura como disciplina artística y humanística.
La arquitectura es un fenómeno claro de manifestaciones culturales y se aborda a través de las ciencias sociales mediante la historia, la sociología y la antropología. Por otro lado, la identidad, concepto básicamente social, puede ser abordada desde la filosofía y la psicología, pero también desde lo antropométrico, ergonómico y las características físicas naturales geográficas de un espacio.
Los fenómenos de transformación social del periodo histórico seleccionado a través de “lo contemporáneo” pueden ser explicados desde algunas propuestas como la del posmodernismo que han aportado mucho en el campo filosófico y cultural y que también explican la conformación del espacio arquitectónico.
Identidades, influencias, evolución, historia, arte, son conceptos que cada generación define conforme con sus intereses y que para nuestro caso parecen estar en proceso de cambio constante, como lo muestra el hecho de ser abordados por filósofos-aristas como Octavio Paz y Umberto Eco, por arquitectos como Villagrán y Carlos Chanfón y por urbanistas como Robert Venturi.
La aproximación histórica lleva obligadamente a considerar los antecedentes del siglo XX y de la arquitectura vernácula, como ejemplos de construcción física de símbolos de identidad, idea que subsiste desde otras épocas, con otros sistemas sociales. El periodo a considerar pasa por las etapas de transformación de las ciudades en el siglo XX, con algunas de sus principales manifestaciones a partir de la década de 1970, hasta los modelos claramente influenciados por la etapa de globalización de la primera década del siglo XXI, periodo que en historia del arte marcamos como arquitectura contemporánea. En este periodo es fundamental hacer énfasis en el tiempo justo cuando la migración comienza a ser evidente hasta nuestros días.
El centro de la atención está inicialmente en la cultura mexicana, por lo que la identidad es abordada en su generalidad, lo que no excluye la posibilidad de que el fenómeno no se represente en culturas con un cúmulo histórico como las culturas chinas, hindús y japonesa donde los fenómenos de una aparente pérdida de identidad están presentes haciéndose difícil apreciar una continuidad en su identidad, por lo que se hace necesario acudir a ejemplos para entender este concepto a través de ellos.
El problema consiste en entender y explicar una relación comprobable y válida entre las formas de concebir la identidad cultural y la actividad del diseño arquitectónico popular. Se estructura a partir de la constatación de que existe una expresión artística popular mexicana que se considera tradicional y que involucra “valores” conceptualizados en el nacionalismo de mediados del siglo XX.
Por otro lado, se percibe también una expresión artística popular mexicana contemporánea que parece no corresponder a identidades supuestamente tradicionales y que por lo mismo se ha menospreciado como parte de “lo mexicano”.
Por lo anterior, podemos enunciar el problema según la interrogante siguiente:
¿Son las expresiones populares mexicanas contemporáneas en la arquitectura, que parecen no corresponder a identidades supuestamente tradicionales, una nueva forma de Arte Popular con patrones de evaluación propios y por lo tanto diferenciados de otras maneras de manifestación de identidad?
Por un lado, es muy probable que en el diseño arquitectónico mexicano popular contemporáneo, los ocupantes (usuarios) de los espacios arquitectónicos estructuren sus referentes de identidad cultural con elementos ideales, reinterpretados o diferentes al edificio. De esto se desprende que si la sociedad actuando en conjunto “decide” que la actividad del diseño popular “tradicional” le es ajena, por entender su resultado como algo diferente en esencia de su ser actual, el diseño dejará de existir, pues se verá invalidado uno de sus fundamentos.
Por otro lado, es posible que la intervención de ideas extranjeras en el diseño de una obra considere efectivamente las expectativas de la sociedad que ocupará sus espacios, de modo que sea factible una reinterpretación que conduzca a la apropiación de la obra, en el sentido que puede tener toda obra de arquitectura, para integrarse paulatinamente a la imagen de lo propio que tiene el grupo social.
Por lo que suponemos que la influencia extranjera modifica la expresión de lo tradicional, pero que se integra a su identidad actual.
Las expresiones populares mexicanas contemporáneas en la arquitectura, aún cuando no correspondan a modelos de arquitectura tradicional, deben ser identificados como una nueva forma de Arte Popular Mexicano, cuyos patrones de evaluación están ligados a fenómenos sociales como la migración, el reconocimiento de estatus, de poder, de riqueza, de “plenitud”, de machismo, y corresponden plenamente a las influencias externas que se reciben en la sociedad.
LÍNEA ARGUMENTAL
Con la presencia del funcionalismo del siglo XX, las ciudades del mundo que tenían poder adquisitivo se fueron transformando, corriéndose el riesgo en muchas de ellas, de la pérdida de su identidad. Este fenómeno hizo que destruyeran edificaciones en los centros Históricos sustituyéndose éstos por edificios “sin identidad”. En el caso de México tuvimos posturas donde la integración plástica ofreció una resistencia a la perdida de la identidad Mexicana. Artistas plásticos como Diego Rivera, Juan O’ Gorman, Orozco y Siqueiros plasmaron sus enormes murales en edificios racionalistas continuando con una tradición nacionalista invadida por un funcionalismo internacional.
Un segundo fenómeno empezó a formar parte de este problema inicial: a partir de la década de 1970. La economía inestable del país que había generado durante décadas un desempleo desenfrenado obligaba a los menos preparados a buscar nuevas oportunidades en nuestro vecino más cercano: los Estados Unidos de América, que representó para muchos la mejor opción para sobrevivir.
El fenómeno de la migración empezó a ser entonces la solución para los problemas de estas familias, y de México, si tomamos en cuenta que gran parte de los ingresos de México vienen precisamente de los remesas de mexicanos que residen en los Estados Unidos.
El fenómeno tardó en dar fruto. Una vez que los migrantes mexicanos lograron establecerse y resolver sus primeras necesidades, la existencia de una “nueva riqueza” empezó a reflejarse en las ciudades “medianas y pequeñas”, que probablemente no estaban preparadas para recibirla, y donde se dio inicio a cambios físicos reflejados en las estructuras de la ciudad. Un nuevo lenguaje urbano empezó a utilizarse en las ciudades, y cambiaron las fachadas, los remates visuales, los perfiles, los símbolos y referencias.
Dentro de estos principios, las reflexiones que se refieren a la identidad han estado ligadas a la cultura, a los procesos de re-creación de los pueblos, e incluso a un problema de conciencia (CHANFÓN, 1983). La relación que guarda con otras materias como la psicología, la sociología o aún la etnología y la antropología, pareciera alejar el problema de la identidad del área teórica del arquitecto, sin embargo, su consideración como objeto de atención se advierte totalmente pertinente cuando se acepta que la conciencia de identidad es un problema de actitud hacia los antecedentes históricos propios (CHANFÓN, 1983, p.111), tanto como hacia lo que en el presente nos permite la convivencia y la comunicación con el entorno social.
Imagen 1 y 2. Edificios comerciales y casa habitación, zona centro, San Juan de los Lagos Jalisco. Fotografía:Tania Ivette Lartigue Hernández
Imagen 3. Detalle de la clave del marco del edificio “El mundo desde tres pesos” , San Juan de los Lagos Jalisco. Fotografía:Tania Ivette Lartigue Hernández
Imagen 4. Las construcciones de San Juan de los Lagos tratan de usar la cantera como un símbolo de estatus económico. Fotografía:Tania Ivette Lartigue Hernández
Imagen 5. Reproducción de modelos “clásicos”, parecen elementos de escenografía. Fotografía:Tania Ivette Lartigue Hernández
Imagen 6.Silla en aparador de tienda en Guadalajara , Jalisco. Recurre a formas “antiguas”. Fotografía:Tania Ivette Lartigue Hernández
Imagen 7.Accesorio musical de decoración de plástico de manufactura china. Porta plumas con flor que gira y se ilumnina. Fotografía:Tania Ivette Lartigue Hernández
Bibliografía.
CHANFÓN OLMOS, Carlos Problemas teóricos de restauración, México, Escuela Nacional de Conservación, restauración y museografía, INAH. 1979
——— Fundamentos teóricos de la restauración, México: Facultad de Arquitectura, División de Estudios de Posgrado, UNAM,1983, 266 p.
ECO, Humberto. Historia de la fealdad. España: Lumen, 2007, 451 p.
FEATHERSTONE, Mike, Cultura de consumo y posmodernismo. Argentina. Amorrortu. 1991, 256 p.
GARCÍA VÁZQUEZ, Carlos. Ciudad de Hojaldre. Visiones del siglo XXI, España. Gustavo Gili, 2006, 231 p.
GARCÍA CANCLINI, Néstor, Culturas Híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad, México, Debolsillo, 2009, 365 p.
GONZALBO AIZPURU, Pilar, Introducción a la historia de la vida cotidiana, México, El Colegio de México, 2006, 304 p.