Post date: junio 14, 2015 | Category: Novena Edición Mayo 2010
Primeramente es importante establecer que el diseño del lugar de trabajo se refiere al diseño general del área de trabajo, mientras que el diseño del espacio de trabajo se refiere al sitio que rodea al usuario en su entorno inmediato. Lo ideal es que sea un trabajo vinculado, interdisciplinario.
Una faceta importante del diseño del espacio de trabajo es el acomodo de los componentes dentro del espacio físico. Usamos el término de componente para referirnos a algo físico, que tentativamente deberá estar dentro de un espacio definido, por ejemplo, cuando acomodamos los muebles en una oficina, un escritorio es un componente.
Sin embargo al diseñar, se debe considerar aparte de la estética y el estilo, los factores de la comodidad y seguridad del usuario, así como la cercanía del equipo que utilizará, la facilidad de manejo, la separación entre los objetos para no cometer errores, el equilibrio de trabajo entre las extremidades para evitar sobrecargas, la satisfacción de tallas y facilitación de recursos para que trabaje sin dificultad, entre muchos otros factores tal vez no cuantificables.
Para el diseño interior de un espacio de trabajo, se requiere llevar a cabo las adecuaciones ergonómicas necesarias. Realizar un análisis de tareas, mediante una metodología para describir las actividades con el propósito de conocer las demandas que implican y compararlas con las capacidades humanas. Y por otro lado, hacer hincapié con los directivos empresariales en la optimización ergonómica de los espacios; ello involucra plena conciencia de los procesos, estados, limitaciones, además de las potencialidades físicas, fisiológicas, psicológicas, psicofisiológicas y socioculturales de los usuarios potenciales, con relación a las actividades que serán cumplidas por ellos en el sistema en estudio. Incluye también la creación de condiciones ambientales que posibiliten el desarrollo de dichas capacidades y potencialidades durante y a través de su actividad.
Para dar cumplimiento a lo anterior, el Diseñador de Interiores debe considerar en una constante los principios generales del diseño del espacio de trabajo, a fin de encontrar un lugar para cada componente en una localización óptima y para el propósito que sirven. Idealmente contemplar las capacidades sensoriales, antropométricas y biomecánicas, para facilitar la realización de actividades que se llevarán a cabo en el espacio en un marco de prioridades para especificar el acomodo.
- Principio de Importancia. Afirma el grado de jerarquía para localizar de manera conveniente los componentes, refiere el grado de importancia de cada componente, vital para el éxito de los objetivos del sistema y determinada por el juicio hecho por gente experta.
- Principio de secuencia de uso. Acomodo de los componentes de acuerdo a la secuencia de uso, para colocarlos en los lugares más convenientes.
- Principio temporal. Los elementos que se usarán deberán colocarse en una secuencia de tiempo en su uso. Lo óptimo es diseñar según la actividad a realizarse, de manera simple, lo más lineal posible y en secuencia.
- Principio funcional. Se refiere al agrupamiento de los componentes de acuerdo a su función.
- Principio de frecuencia de uso. Detalla el estudio de patrones o frecuencias relacionadas con la operación de los componentes del equipo dentro de un espacio, con visibilidad y alcance.
Entonces, una vez más, es conveniente insistir que para el diseño del espacio de trabajo se requiere disponer de datos relevantes aplicados con una metodología seria, relacionando dichas referencias con el hombre, como son los datos antropométricos, biomecánicos, sensoriales, etc. Asimismo el análisis exhaustivo de las tareas y habilidades relativas a las actividades de trabajos específicos y las referencias medio ambientales.
Por obvio que parezca, es absolutamente esencial hacer un minucioso análisis y entendimiento de las tareas que se llevarán a cabo, y aún así, muchos diseñadores lo pasan por alto y no lo practican.
Para obtener algunos datos es válido solicitar permisos para filmar en video el uso de grabaciones del movimiento, la observación, entrevistas sobre las experiencias del personal, incluyendo preguntas para conseguir opiniones acerca de la frecuencia, de la importancia de varias actividades y de lo deseable del acomodo de los componentes. Con toda la información reunida y los parámetros de otras tareas con sus respectivas variables, será necesario sacar conclusiones de cualquier tentativa con dibujos, planos, procedimientos o conceptos.
Con lo anterior, se centraliza el estudio en localizar el acomodo de componentes apropiados en el espacio indicado; la información se vacía y se valora en un diagrama de nexos o tabla de relaciones, en donde se consideran y comprueban los principios generales del diseño, las relaciones entre el componente y el sujeto, entre componentes, atendiendo en un rango de valores con una escala medible. Tal vez, resulten algunos rangos heterogéneos al ordenarlos, si éstos están con marcadas diferencias, se hará una elección sobre las bases de un juicio, apreciando la opinión de expertos ya que no hay líneas a seguir.
En una ambiente de trabajo generalmente existe una correlación entre el trabajador y los componentes y ésta correlación se clasifica en tres géneros:
- Enlace de comunicación, que puede ser visual y auditiva, auditiva sin voz y por el tacto.
- Enlace de control, de la persona al equipo, de persona a persona, y
- Enlace de movimientos, del cuerpo, de ojos, manual, de pies, o ambos.
Con base en dichos enlaces, se toman decisiones respecto a la posición que deben tener los componentes entre sí, el espaciamiento para los movimientos, considerar la secuencia y frecuencia de uso, importancia y funcionalidad de los mismos, el alcance y ejecución por el tiempo y precisión que se requiera, asimismo discernir en la ubicación para no afectar la visibilidad en el campo visual.
Se discute mucho en cuanto a cual es la forma adecuada para un espacio de trabajo, indudablemente es la que le permite al usuario alcanzar todo fácilmente. Algunos investigadores argumentan que lo más apropiado es una superficie curva continua que rodee de modo eficaz al usuario, o dividida en paneles laterales con ángulos de 50 a 55º que es donde se producen el número más bajo de movimientos corporales.
Todo lo anterior da como resultado la Ergonomicidad en el Diseño Interior, ya que el ser humano satisface sus necesidades laborales dentro de un ambiente de trabajo, de manera segura y óptima.
Para el Diseño del Lugar de Trabajo, se deberán analizar los requerimientos físicos como son las dimensiones de los sitios, considerando los movimientos del ser humano y por ende las proporciones antropométricas, igualmente la comunicación sensorial como lo es la visibilidad, lo auditivo y táctil. Por otro lado, los seres humanos en un ambiente laboral, conviven muchas horas diarias, por ende tiene requerimientos sociales como es el espacio personal y la territorialidad, que como Diseñadores se tendrán que considerar en el mismo momento en relación a la toma de decisiones; este tema implica otro apartado muy importante dentro de la Ergonomía, se le conoce con el término de “proxémica”.
Factores del entorno y medio ambientales
Es conocido que la Ergonomía también cuida del ambiente físico en el lugar de trabajo, el entorno puede llegar a afectar positiva o negativamente la actividad del trabajador. Para el Diseño del lugar de trabajo es imprescindible controlar los niveles de temperatura, ruido, iluminación y emisiones contaminantes o electromagnéticas.
Si se piensa en la temperatura, el confort térmico va a depender del tipo de actividad, lo ideal es que el ser humano mantenga una temperatura corporal de 37°C. En las oficinas, la temperatura efectiva oscilará en invierno de los 20 a 23° y de los 23 a 26° en verano, con un nivel de humedad entre el 40 y 60%. Para conocer la temperatura y humedad de un espacio se utilizan el termómetro y el psicómetro para la humedad relativa.
Si analizamos la acústica del lugar, es importante conocer que el exceso de ruido consigue provocar la pérdida progresiva de la audición, y en algunos ambientes de trabajo se llega a tener perturbaciones de atención y comunicación. Para ello, en las tareas que requieren de mayor concentración se recomienda: aislar las fuentes de ruido, esto es, si existe maquinaria o aparatos que exceden de los 55 db, es preferible mantenerlos lo más alejado del lugar de trabajo, acondicionar el diseño del espacio con materiales acústicos, así como observar las dimensiones del área, ya que si es muy grande afecta a la resonancia del sonido y si es pequeño se satura el mismo.
En el caso de la iluminación, si es buena, está demostrado que no solo se tiene mejor rendimiento laboral sino que se evitan problemas visuales severos. Cualquier lugar de trabajo debe tener iluminación general, sin embargo, las fuentes de luz deben coordinarse de tal manera que eviten deslumbramientos o reflejos molestos en la pantalla, superficie de trabajo o en cualquier otra parte. Las ventanas conviene cubrirlas para regular la luz de día de tal manera que se ilumine el puesto de trabajo pero que no molesten los reflejos o se tenga un desequilibrio de luminancia que interfiera en la tarea. Los niveles de iluminación al interior de los espacios se miden con un luxómetro.
Se exhorta entonces, a buscar un nivel de iluminación suficiente para cada tipo de trabajo, utilizar superficies de trabajo mate para evitar reflexiones, asegurar un adecuado nivel de luminancia en el campo visual del empleado, situar el puesto de trabajo y las pantallas paralelamente a las ventanas con la finalidad de evitar reflejos, de lo contrario los sufriría si se orientara hacia ellas o el usuario tendría deslumbramiento si él se sitúa frente a ellas.
La emisiones de contaminación o electromagnéticas también pueden ser causales de problemas de riesgo en la salud del trabajador. Los campos electroestáticos que generan las pantallas interfieren en el correcto funcionamiento del equipo y causan molestias al usuario con las descargas electroestáticas –comúnmente conocidos como toques-. Para la protección y salud de los trabajadores, es recomendable utilizar productos antiestáticos.
Conclusiones
El análisis de tareas que ejecutará cualquier persona en su lugar de trabajo, se debe abordar en conjunto con el diseño interior ya que está demostrado que las buenas condiciones laborales son un método efectivo para la disminución e incluso eliminación de riesgos y lesiones para los trabajadores, por supuesto que ello redunda en un incremento en la eficiencia, seguridad y satisfacción del ser humano.
Como se mencionó, el analizar las tareas a través de un minucioso ejercicio de revisión de la información a detalle de las actividades, el registrar el proceso de cada una de las funciones que se hacen, considerar las dimensiones de los usuarios, alcances, circulaciones, distancias entre muebles y equipo; así como, el contar con mediciones de las condiciones ambientales de iluminación y luminosidad, ruido, temperatura, humedad, etc., y al interpretar los resultados, para decidir que se debe cambiar, eliminar, o rediseñar para que el trabajador realice su labor de manera segura, indudablemente las decisiones tomadas se verán reflejadas en la solución de un buen diseño.
Es importante dar el seguimiento correspondiente y evaluación del diseño, y por supuesto, que se involucre el personal relacionado con el espacio, ya que son ellos quienes tienen la experiencia directa de los requerimientos y demandas de la actividad.
Bibliografía consultada
OBORNE, David J. Ergonomía en Acción. México: Ed. Trillas. 1996
SÁNCHEZ, David / CÁRCAMO, Ernesto. Curso: Ergonomía Aplicada al Diseño
Gráfico y de Interiores. Impartido en la Escuela de Diseño. Universidad de Guanajuato. 1994
SÁNCHEZ, David / CÁRCAMO, Ernesto. Diplomado de Ergonomia. Universidad de Guadalajara. Vol. I. Pp. 17 – 19; 30 – 32
Human Factors in Industrial Design. The Designer´s Companion. TAB Professional and Reference Books.
SANDERS, M. Mc Cormick E. Human Factors in Engineering and Design.
Traducción del Cap. 14 “Arrangement of Components with in a Physical Space”. 7º edición. Mc Graw Hill. New York. 1992 p.p. 456