Post date: diciembre 07, 2011 | Category: Décima Edición Diciembre 2010
Escrito por Alondra Velázquez
Tags: Artículos Para comenzar a hacer una reflexión en torno al proceso creativo que tiene un artista visual actual y su convivencia en la cultura de masas, debemos comenzar por definir el concepto de creatividad, para que posteriormente nos sea más sencillo comprender hacia donde queremos dirigir la investigación y nos sitúe dentro de una situación espacialespecífica. Entendemos la creatividad como el proceso de presentar un problema a la mente con claridad (ya sea imaginándolo, visualizándolo, suponiéndolo, meditando, contemplando, etc.) y luego originar o inventar una idea, concepto, noción o esquema según líneas nuevas o no convencionales. (Paredes Aguirre, 1997)
Dada la definición anterior, comprenderemos que la creatividad se entiende como la capacidad de realizar algo nuevo y útil. Cuando una persona va más allá del análisis de un problema e intenta poner en práctica una solución se produce un cambio. Esto se llama creatividad: ver un problema, tener una idea, hacer algo sobre ella, tener resultados positivos.
Ser creativo significa tener la capacidad para dar respuesta a situaciones inesperadas por medio de diversos escenarios posibles; generar e integrar elementos innovadores; utilizar inteligentemente una serie de recursos como son la memoria, la experiencia, y sobre todo la imaginación; la aptitud de integrar un conocimiento en otro campo del saber (lo transdisciplinario), es por esto que para la sociedad común ser creativo es sinónimo de genio, loco o artista; puesto que esta serie de conceptos renovadores no son usuales dentro de una población con valores ya establecidos que normalmente son dictados por patrones habituales.
Giorgio Vasari, en sus célebres biografías, describe a los artistas de su tiempo: son extraños, fantasiosos, caprichosos, sucios, depresivos, melancólicos. (Vasari en Méndez Baiges, 1996:311).
Por lo común existen dos aspectos en el proceso creador artístico: aquello que produce en el artista un despertar creador mediante el impacto que producen sobre su conciencia las ideas, visiones y conceptos que capta él mismo y a las que da forma; y las formas que crea, que pueden estar revestidas de belleza, utilidad práctica, color, palabras, sonidos musicales, etc.; de manera que detrás de la forma se halla la idea percibida a la cual el artista creador trata de dar expresión.
Freud creyó que había encontrado la clave en su método de relacionar la obra de arte con las experiencias personales del artista. Establece que la neurosis tiene origen causal en la zona psíquica y que surge de estados emocionales y experiencias de la infancia, reales o imaginarias. (Freud, 1999:400) Es innegable que la disposición psíquica del artista compenetra la raíz y los derivados de su obra. Aunque no es nada nuevo asegurar que los factores personales influyen en gran parte en la elección del tema artístico u objeto de estudio para la creación artística, así como en el empleo de los materiales. Sin embargo, debe reconocérsele a la escuela freudiana el mérito de demostrar el gran alcance de esta influencia y la forma curiosa en la que se expresa.
El artista antes de ser creador es un ser humano, que vive y se desenvuelve siendo parte de una sociedad determinada, y esto puede influir directa o indirectamente en su obra artística.
El secreto de la creación artística y de la efectividad del arte reside en el nivel de experiencia que vive el hombre y no el individuo, y donde la felicidad y el dolor de un solo ser humano no cuenta, sino la existencia humana. He aquí por qué toda gran obra de arte es objetiva e impersonal y, sin embargo, nos conmueve profundamente, y también por qué la vida personal del artista no puede considerarse esencial para su arte, sino a lo sumo una ayuda o un obstáculo a su tarea creadora. Podrá seguir el camino de un filisteo, de un buen ciudadano, un neurótico, un ingenuo o un criminal. Su vida personal puede ser inevitable o interesante, pero no explica al artista (Jung, 1995:319). Como leímos anteriormente, según Jung, la vida personal del artista no influye directamente en la elección del objeto de creación, pero si juega un papel importante en su dinámica, y este a su vez forma parte de un engrane más grande, la sociedad en la que convive y se desenvuelve.
Entre varias definiciones del concepto de sociedad cultural y de la cultura de masas, Juan Gonzalez-Anleo, plantea que “la cultura de masas surge en el mundo occidental como un magnífico producto de la sociedad de consumo”. Nos dice también “Cuando culminó la primera colonización industrial de las sociedades occidentales, se inició una segunda colonización industrial, en profundidad: la del alma humana, con todas sus producciones, imágenes y sueños.” (González-Anleo, 1996:348)
Ortega y Gasset, por su parte, diferencia minoría y masa: “masa es el hombre medio”, es quien “no se valora a sí mismo…sino que se siente como todo el mundo…y, sin embargo, no se angustia” (Ortega y Gasset, 2004 [en línea])
Debido a esto la cultura, o lo que habitualmente entendemos por cultura, la vida privada, los estilos personales, las ideas, los sueños e ilusiones empezaron a ser fabricados a escala masiva. Y vendidos en el mercado. Este fenómeno es el llamado cultura de masas. Teniendo esta información en cuenta es importante mencionar las consecuencias artísticas que implicó el surgimiento de la cultura de las masas. Una de ellas es el origen del llamado Arte Pop:Un movimiento artístico que nace en 1954 cuando Lawrence Alloway utiliza por primera vez este término. Con esta abreviatura Alloway se refería al arte popular que estaba creando la publicidad de masas, y que tenía como objeto principal los intereses colectivos del pueblo, aunque éste no fuera su destinatario. Se trataba de un arte ciudadano, originario de las grandes ciudades y totalmente alienado de la naturaleza, un arte que usaba imágenes conocidas con un sentido diferente para obtener una nueva estética o para conseguir una visión crítica de la sociedad de consumo. Londres y Nueva York son las cunas del arte pop. Fue en Gran Bretaña donde surgió la primera obra verdadera que se conoce, un collage de Richard Hamilton titulado “Sencillamente, ¿qué hace que los hogares de hoy sean tan diferentes, tan llamativos?”(Walther, 2001:840)
Pensar el arte hoy al margen de las transformaciones comunicativas y culturales que atraviesan las mayorías en su vida cotidiana puede impedir la comprensión de los cambios culturales y las consecuencias artísticas que tienen debido a la aparición de estos nuevos fenómenos de las masas. Con los nuevos medios y soportes digitales (audio, video, programas multimedia, redes sociales, etc.) el acceso a la creación resulta más fácil que nunca.
Tal vez esto sea la razón por la cual mucho de lo que se produce hoy, en los diversos campos del esfuerzo creador, no encierra una idea verdadera; la forma no encarna algo real, excepto la vaga ambición de hacer algo que llame la atención para satisfacer un anhelo innato de ser reconocido o una necesidad interna de expresar algo, un algo tan nebuloso e indefinido que el impulso no es adecuado para construir la forma.
Pese a todo esto, se sigue creando, se sigue componiendo o pintando, aunque resulte ya muy difícil explicar el arte actual con los criterios estéticos tradicionales, y más aún conviviendo en una sociedad donde constantemente es invadido por conceptos como: si todo objeto puede ser una obra todo individuo puede ser artista, puesto que como dijimos anteriormente si la sociedad de masas es la consecuencia inevitable de los procesos modernos de democratización y tecnificación, hay que aceptar como lógico también que la masa quiera sentirse protagonista cultural en una época en la que existen los medios técnicos para que esto suceda.
¿De que manera la cultura de las masas aporta ingredientes a la creación de la obra artística en México? ¿En qué condiciones y bajo qué formas hay arte y cultura en la era de los medios?
Aunque, en definitiva, no existen los destinos fatales ante la técnica o la masificación, al contrario, más bien un campo infinito de posibilidades que abren nuevos caminos estéticos y culturales si las sabemos utilizar y aprovechar de manera adecuada, concibiendo la realidad no con nostalgia sino como reto.
Lo que pretendemos hacer con esta investigación es una crítica constructiva donde se sitúe en un orden espacial las circunstancias de vida con las que convive un artista contemporáneo en México, para así poder comprender de mejor manera su proceso creativo y su producto final, así como su opinión sobre la actual cultura de masas, la influencia que esta posee en su trabajo, y la apertura a un mundo de posibilidades en el arte contemporáneo que serán dadas por los mismos artistas, que siguen creando de la mano -para bien o para mal- de esta nuestra cultura masiva.
BIBLIOGRAFÍA
Freud, Sigmund (1910), Múltiple interés de la psicoanálisis, Barcelona, 1999, Editorial Grijalbo, 400p.
González-Anleo, Juan (1996), Para comprender la Sociología, Navarra, Editorial Verbo divino, 348p.
Jung, Carl Gustav (1995), El hombre y sus símbolos, Barcelona, editorial Paidós, 319p.
Méndez Baiges, María Teresa (dir) (2006), Giorgio Vasari, Las vidas de los más excelentes Arquitectos, Pintores y Escultores Italianos desde Cimbaue a nuestros tiempos, Editorial Grupo Anaya, Madrid, 311p. Ortega y Gasset, José (2004), (consultada el 17 de septiembre de 2010), La rebelión de las masas, Argentina, edición electrónica [en línea] dirección URL:
Paredes Aguirre, Alfonso (1997) Congreso Nacional de investigadores educacionales, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, La evaluación de alto orden y creatividad, Lima.
Walther Ingo F., 2001, Arte el Siglo XX Pintura, Escultura, Nuevos Medios, Fotografía. Editorial Taschen, Barcelona, 840p.
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