Metabolismo, La Ciudad Del Futuro Y La Torre De Cápsulas Nakagin En Tokio

Post date: julio 07, 2017 | Category: Decima Segunda Edición Septiembre 2012

En el marco del 24º Congreso Internacional de Arquitectura, realizado en Tokio, Japón durante el año 2011, (UIA 2011) se presentó en el Museo de Arte Mori de esa ciudad la exposición “Metabolismo, la ciudad del futuro: sueños y visiones de la reconstrucción en la posguerra y en el presente de Japón” (Metabolism, the City of the Future: Dreams and Visions of Reconstruction in Postwar and Present-Day Japan). Esta exposición se abrió para la inauguración del Congreso de Arquitectura de 2011 y permaneció durante cuatro meses en el piso 53 de la Torre Mori, un rascacielos característico del siglo XXI,  ajeno ya a los principios e intenciones de aquel movimiento que representó una ambiciosa vanguardia.

 

Imagen 1. «Metabolism: City of the Future», exposición en el Museo de Arte Mori, Tokio.

 

La muestra fue la primera en presentar al Metabolismo como un movimiento que tiene una repercusión en la arquitectura actual. Para ello expuso documentos gráficos y modelos a escala que permiten acercarse a las concepciones y al trabajo de Kenzo Tange, quien preparó la escena para la aparición del Metabolismo y para la actuación de los arquitectos que en él participaron durante la década de 1960 hasta la exposición de Osaka en 1970. Al mismo tiempo, la exposición permite reflexionar sobre la importancia que tiene garantizar la permanencia de la información de este y otros movimientos arquitectónicos del siglo XX, en archivos con documentos de todo tipo.

Imagen 2. Plan para Tokio, 1960. Fotomontaje. Kenzo Tange.

 

El “Metabolismo” es una postura arquitectónica que propone que “los edificios y las ciudades deben ser diseñadas y desarrolladas en la misma forma en que se produce la sustancia material de un organismo natural”. De esta forma, la arquitectura y las ciudades tendrían la capacidad de crecimiento, reproducción y transformación como respuesta al entorno, de un modo similar a la que poseen los organismos vivos, que mudan y se adaptan ante las exigencias contextuales

Esta propuesta dio nacimiento a la visión de una ciudad futura en un momento de rápido crecimiento económico en países desarrollados y de enorme crecimiento de población en países entonces llamados del tercer mundo. Es asimismo la propuesta arquitectónica japonesa del siglo XX más ampliamente conocida.

Al “Metabolismo” están ligados los nombres de algunos de los más grandes arquitectos japoneses, incluso de nuestra época, pues este movimiento permitió sentar los fundamentos de las carreras de algunos de ellos pero sobre todo, permitió a Japón ubicarse entre los países con una vanguardia arquitectónica destinada a convertirse en movimiento internacional.

Entre los arquitectos más conocidos se encuentran Kikutake Kiyonori (ciudades marinas), Maki Fumihiko (formas colectivas, Hillside Terrace Complex en Tokio) y Kisho Kurokawa, cuya Torre de Cápsulas Nakagin ((中銀カプセルタワー) es uno de los edificios más emblemáticos de Tokio y sigue siendo referencia obligada para los arquitectos que visitan esa ciudad, por lo que esta obra tiene un lugar especial en la exposición sobre el “Metabolismo”

La Torre de Cápsulas Nakagin fue realizada en 1972, en el distrito de Shimbashi, en Tokio, muy cerca del histórico jardín de Hama-Rikyū  y del distrito comercial y de negocios de Ginza, frente a un viaducto elevado.

La obra de Kurokawa tiene su fundamento en las casas prefabricadas para ensamblar que se hicieron en las décadas de 1950 y 1960. En la Torre de Cápsulas Nakagin, el arquitecto logró reunir todas las funciones de una casa habitación en cápsulas “desarmables” que pueden colocarse y retirarse de la estructura principal, según los requerimientos del entorno urbano.

Aunque su contexto urbano se ha transformado, el edificio, situado como cabecera de una manzana, sigue siendo un punto de atención en el sitio, por su perfil de geometrías adicionadas, en donde los volúmenes que constituyen cada uno de los módulos, se sobreponen sin fundirse, de suerte que guardan su propia autonomía. La solución circular de las ventanas de cada módulo contribuye a diferenciarse de la solución de vanos de los edificios del movimiento moderno y de otras tendencias del siglo XX. El remate en un volumen de líneas oblicuas de color contrastante completa la silueta peculiar del Nakagin.

Imagen 3. Torre de Cápsulas Nakagin, de Kisho Kurokawa, Tokio.

 

La composición modular provoca que las tres fachadas del edificio sean atractivas, principalmente la frontal, pues los volúmenes se aprecian sin obstáculos. En esa fachada el juego de volúmenes no es solo interesante, sino todo un icono de la propuesta metabolista. En esta vista, el edificio ofrece el discurso formal de la sobre posición de once niveles de módulos, de la posibilidad de crecer, de la solución tecnológica que permite la construcción con módulos prefabricados de concreto. El acomodo de los módulos elimina el concepto de fachada como elemento plano y único, y se aprovecha la tridimensionalidad que la modulación facilita para que el edificio se aprecie como ser vivo y no como objeto geométrico. El volumen del edificio es tanto más rico cuanto más oblicua es la vista sobre él, principalmente en el sentido horizontal.

Las vistas desde las calles laterales, por su parte, no son tan atractivas. Las fachadas laterales son el paramento de angostas vías sin aceras, en las que predomina un cierto caos arquitectónico y de mobiliario urbano. La estrechez de la calle no permite vistas muy significativas hacia el edificio y desde una perspectiva incluso corta, no se aprecian sus volúmenes característicos, sino que se produce una lectura que no difiere mucho de la que ofrecen otros edificios del mismo momento de construcción.

 

Imagen 4. Torre de Cápsulas Nakagin, de Kisho Kurokawa, Tokio. Perfil.

 

En la actualidad el aspecto general del edificio es un poco desaliñado, pues como sucede con algunas estructuras de concreto aparente, además de la intención de desnudez gris propia de la propuesta original, los escurrimientos de agua y de otras sustancias han provocado en los muros, manchas que le dan una apariencia de deterioro. En algunas juntas se acusa la oxidación, y existen manchas que se extienden por varios niveles, de un módulo a otro. Por las aberturas circulares asoman cajas de cartón o de plástico, cortinas arrugadas y desprendidas, y algún raro habitante, acostumbrado a que haya interesados en fotografiar el edificio. Debido a su ubicación sobre una vía principal de la ciudad, quienes pretenden observar con detenimiento el inmueble se enfrentan a la difícil tarea de encontrar un espacio entre el tráfico vehicular, para lograr una vista despejada.

 

Imagen 5. Torre de Cápsulas Nakagin, de Kisho Kurokawa, Tokio. Módulos.

 

Y entrar al edificio es difícil, pues sigue siendo un edificio de uso particular y no hay paso a extraños. Sólo es posible el acceso en la planta baja a una tienda “de conveniencia” que ocupa parte del primer nivel y que, acorde con este tipo de empresas, ha creado un ambiente estandarizado que no deja saber el tipo de edificio en el que se ha instalado.

 

Imagen 6. Torre de Cápsulas Nakagin, de Kisho Kurokawa, Tokio. Fachada.

 

Las décadas de 1960 y 1970 se caracterizaron en todo el mundo por una conciencia de los impactos que la expansión urbana podría tener en los ecosistemas, así como por las utopías urbanas y sociales. En ese contexto, se entiende el título de la exposición recién presentada (Metabolismo, la ciudad del futuro: sueños y visiones de la reconstrucción en la posguerra y en el presente de Japón) y todavía en el periodo de la posguerra, la arquitectura del Metabolismo se asumió como solución para la vida urbana de su momento, pero sin duda pensando en el futuro en un plazo muy largo.

 

Imagen 7. Torre de Cápsulas Nakagin, de Kisho Kurokawa, Tokio. Remate superior.

 

 

La Torre Nakagin se presenta como una sobreviviente de esas intenciones. Como una materialización de la conciencia del reciclaje y de la transición a una sociedad urbanizada, antes del movimiento hacia la sustentabilidad. Sumida actualmente entre rascacielos y rodeada de vehículos a alta velocidad, es un hito en la arquitectura y aun cuando el deterioro no permite verla en su esplendor original, la torre es un llamado a pensar en otras formas de arquitectura. Ni eterna, como la que se propone para palacios, templos y otras sedes del poder, ni desechable, como la que algunos nos quieren hacer habitar en el siglo XXI, sino transformable y adaptable, característica que parece mucho más acorde con la forma en que las personas tienen que vivir.

La exposición ha terminado, y casi como el movimiento metabolista, rápidamente ha sido sustituida por otras tendencias. Las reflexiones de esta propuesta, sin embargo, no pasan tan rápido y, al menos en lo que concierne a la conciencia social, a la innovación y a la tecnología, esperemos que permanezcan largo tiempo.

Referencias:

Exposición Metabolism, the City of the Future: Dreams and Visions of Reconstruction in Postwar and Present-Day Japan 17 de septiembre de 2011 al 15 de enero de 2012, en el Museo de Arte Mori, piso 53 de la Torre Mori en Tokio.

«Metabolism: City of the Future», folleto de la exposición en el Museo de Arte Mori, Tokio, UIA2011, Nikkei

http://www.mori.art.museum

http://www.uia2011tokyo.com

Mauricio Velasco Ávalos

Universidad de Guanajuato

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Mayo de 2012